Un tratamiento prequirúrgico podría ser un avance contra unos letales cánceres de hígado
VIERNES, 28 de enero de 2022 (HealthDay News) -- Cuando da un diagnóstico de cáncer de hígado, el Dr. Thomas Marron es muy sincero: "el cáncer de hígado es uno de los más letales", les advierte a los pacientes.
Jeffrey Foster escuchó ese mensaje de forma contundente y clara cuando otro médico le diagnóstico un carcinoma hepatocelular, el tipo más común de cáncer de hígado, en 2020.
En ese momento, el cirujano le dijo al veterano retirado de 69 años que "extirpar la masa que se encontraba entonces en mi hígado no significaba que el cáncer no volvería".
Pero, al mismo tiempo, "el cirujano también me habló del Dr. Marron y su ensayo de inmunoterapia", recuerda Foster.
Marron, profesor asociado de medicina, hematología y oncología médica de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, había comenzado a investigar si la inmunoterapia podría mejorar la supervivencia en las personas que tenían un cáncer de hígado menos avanzado.
"La inmunoterapia es un término más bien general para varios tipos distintos de medicina que ayudan al sistema inmunitario a hacer su trabajo y atacar al cáncer", anotó Marron. "En el cáncer de hígado, y en muchos tipos de cáncer más, las inmunoterapias son ahora el pilar del tratamiento para las personas con una enfermedad avanzada, lo que significa los pacientes para quienes la cirugía no es una cura potencial".
La idea de Marron era comenzar a ofrecer infusiones de quimioterapia a pacientes como Foster, que tienen una enfermedad menos avanzada, antes de que vayan a quirófano.
La meta era "ayudar a matar al tumor que vemos", explicó Marron, "además de enseñar al sistema inmunitario a reconocer y matar a cualquier célula tumoral residual que permanezca oculta tras la cirugía, que [de otra forma] al final se desarrollaría en nuevos tumores".
A Foster le dijeron que sería "un buen candidato" para el programa de inmunoterapia de ocho sesiones del estudio, en que se utiliza un medicamento conocido como "cemiplimab neoadyuvante".
La inmunoterapia prequirúrgica es una potente estrategia
"El Dr. Marron explicó que realizarían dos infusiones antes de mi cirugía, con tres semanas de diferencia", dijo Foster. "Y tras la cirugía, habría seis más, también con tres semanas de diferencia. Para un total de ocho".
Pero, al principio, el nativo de Long Island titubeó, preocupado por el desplazamiento de dos horas entre su casa y el hospital de ida y de vuelta, y la larga duración del tratamiento.
"Cada infusión tarda más o menos un par de horas ya en el centro de infusiones del hospital", añadió Foster. "Porque tienen que hacer muchos análisis de sangre, y cada vez me sacan como ocho tubos de sangre. Y tengo que esperar que mezclen el medicamento ahí mismo. Y luego la terapia en sí era alrededor de media hora de infusión. Y entonces tenía que esperar una hora después, para asegurar que estuviera bien".
Al final, una amiga de Foster (una enfermera neonatal familiarizada con la jerga médica y los protocolos hospitalarios) le hizo una sencilla pregunta: "Si el hospital estuviera a una esquina de tu casa, ¿lo harías?".
La respuesta fue que sí. Entonces, Foster comenzó el tratamiento de inmunoterapia, seguido de cirugía. En mayo de 2021 ya se había puesto las ocho infusiones.
"De verdad me monitorizaron muy de cerca, y solo tuve dos efectos secundarios", anotó. "Un sarpullido en la espalda y los brazos, que me picaba mucho, pero del que me informaron antes de comenzar. Y perdí un poco el apetito. Probablemente perdí unas 20 libras [9 kilos], y soy una persona delgada".
Desde entonces, Foster recuperó todo el peso y el sarpullido desapareció. Y, señaló, los resultados hablan por sí mismos.
"Todos los médicos están contentísimos", aseguró. "Están muy animados. Acabo de hacer una cita para una IRM, pero me hice una hace unos seis meses, y salió perfecta. Según la IRM, estoy libre de cáncer. Y están bastante seguros, no sé si 100 por ciento seguros, pero bastante seguros, de que no volverá".
Marron, director asistente de los Ensayos de Inmunoterapia y en Fase 1 de Mount Sinai, explicó que "si el cáncer de hígado va a volver, en general lo hace en un plazo de dos años". Así que seguirán monitorizando cualquier recurrencia potencial del cáncer en Foster.
Se necesitan nuevos métodos para abordar el cáncer de hígado
Pero los resultados del ensayo hasta ahora sugieren que las dos primeras sesiones de inmunoterapia administradas antes de la cirugía eliminan con efectividad a los tumores de cáncer de hígado en alrededor de un tercio de los pacientes. Y Marron predice que "casi todos los pacientes cuyo cáncer [ya] estaba muerto cuando operamos seguirán libres de cáncer".
Además, el equipo también identificó cierto grado de beneficio provocado por la inmunoterapia entre los demás pacientes.
Pero Marron enfatizó que unas respuestas firmes respecto a precisamente cuáles pacientes con cáncer de hígado podrían ser candidatos ideales para la inmunoterapia, y qué podría predecir una remisión a largo plazo, llegarán cuando su equipo complete el análisis postquirúrgico en curso.
Los hallazgos del estudio se publicaron en una edición reciente en línea de la revista The Lancet Gastroenterology and Hepatology.
La Dra. Julie Gralow, vicepresidenta ejecutiva y directora médica de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (American Society of Clinical Oncology), comentó que el ímpetu de estudios como este es que cuando se trata del tratamiento del cáncer de hígado, "debemos hacerlo mejor".
"Si el cáncer de hígado se diagnostica en una etapa temprana, la tasa de supervivencia a cinco años es de un 34 por ciento", anotó. "Si el cáncer se ha propagado a los tejidos circundantes, la tasa de supervivencia a cinco años es de un 12 por ciento. Si el cáncer se ha propagado a una parte distante del cuerpo, la tasa de supervivencia a cinco años es de un 3 por ciento".
Como esfuerzo por mejorar estas cifras, Gralow aseguró que los hallazgos más recientes son "promisorios". Pero planteó que se necesitan estudios mejores y de mayor tamaño para determinar la mejor forma de diseñar el tratamiento con inmunoterapia, cuáles pacientes de verdad se benefician, y si el tratamiento de verdad reduce el riesgo de recurrencia y muerte.
Pero Foster cree que ya tiene toda la información que necesita.
"Fue totalmente evidente", enfatizó. "Valió la pena. Valió la pena levantarse a las 5 en punto cada mañana, y conducir dos horas hasta la ciudad. Si tuviera que hacerlo de nuevo, lo haría sin dudarlo".
Más información
Aprenda más sobre el cáncer de hígado y la inmunoterapia en la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society).
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Thomas Marron, MD, PhD, associate professor, medicine, hematology, and medical oncology, Icahn School of Medicine at Mount Sinai Hospital, and assistant director, Immunotherapy and Phase 1 Trials, Mount Sinai Hospital, New York City; Julie Gralow, MD, executive vice president and chief medical officer, American Society of Clinical Oncology, Alexandria, Va.; Jeffrey Foster, liver cancer patient; The Lancet Gastroenterology and Hepatology, Jan. 19, 2022, online
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