Unas letales infecciones del corazón por abuso de opioides se triplican entre los estadounidenses jóvenes
MIÉRCOLES, 9 de noviembre de 2022 (HealthDay News) -- La epidemia de opioides de EE. UU. le rompe el corazón a cualquiera... literalmente.
El riesgo de los adultos jóvenes de fallecer de una devastadora infección del corazón se ha duplicado o triplicado en Estados Unidos en las últimas dos décadas, informa un nuevo estudio.
Los investigadores atribuyen el aumento en las infecciones letales del corazón al creciente número de personas de 15 a 44 años que se inyectan drogas opioides.
"Encontramos que las personas que se inyectan drogas conforman un mayor porcentaje de las muertes por endocarditis, en comparación con hace 20 años", señaló el investigador sénior, el Dr. Polydoros Kampaktsis, profesor asistente de la división de cardiología de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
"Esto es más notable en la población más joven", añadió.
La endocarditis ocurre cuando el revestimiento de las válvulas y las cámaras del corazón (el endocardio) se infecta con gérmenes, en general bacterias, que entran al torrente sanguíneo.
Si no se trata, la infección puede "destruir al corazón", advirtió el Dr. Georgios Syros, director de servicios de arritmias de Mount Sinai Queens, en la ciudad de Nueva York.
"Puede sufrir un ACV. Puede sufrir fugas en las válvulas. Quizá tenga que someterse a una cirugía de corazón abierto para reemplazar esas válvulas", advirtió Syros. "Es devastador".
La tasa de mortalidad por endocarditis infecciosa se duplicó en las personas de 15 a 44 años entre 1999 y 2020, al aumentar de 0.3 a 0.6 muertes por cada 100,000 personas, según el análisis que los investigadores realizaron de datos federales sobre la mortalidad.
Y lo que es peor, la tasa de mortalidad por la endocarditis se triplicó en las personas de 15 a 34 años, al pasar de 0.1 a 0.3 muertes por cada 100,000 personas, mostraron los hallazgos.
Esto ocurrió aunque la tasa de mortalidad por endocarditis de la población general de EE. UU. se redujo, de 2.1 por cada 100,000 personas en 1999 a 1.8 en 2020.
En general, los jóvenes conformaron un 10 por ciento de todas las muertes por endocarditis en 2020, un aumento respecto a menos de un 7 por ciento en 1999, encontraron los investigadores.
Al observar las estadísticas más de cerca, el equipo de investigación concluyó que es probable que la epidemia de opioides fuera responsable del aumento en las muertes por endocarditis entre los jóvenes.
Las personas que se inyectan drogas conforman un porcentaje creciente de todos los que mueren por endocarditis, al pasar de un 1.1 por ciento en 1999 a un 3 por ciento en 2020.
Entre los jóvenes, los usuarios de drogas intravenosas constituyeron casi un 20 por ciento de las muertes por endocarditis en 2020, un aumento respecto a un 10 por ciento en 1999, según el informe.
"Es una continuación de la historia de muertes por desesperación que hemos visto. Es lamentable que estos datos y hallazgos confirmen lo que hemos visto en la clínica durante años", señaló el Dr. Wael Jaber, cardiólogo de la Clínica Cleveland, en Ohio.
Los humanos tienen muchas capas de defensas en la piel e inmunitarias para evitar que los gérmenes circulen libremente en el torrente sanguíneo, pero los usuarios de drogas que se inyectan se saltan toda esa protección, advirtieron Syros y Kampaktsis.
"La inyección intravenosa puede introducir bacterias directamente en la circulación sanguínea", explicó Kampaktsis. "Puede haber bacterias en la piel o en la aguja. Una vez la aguja entra en la vena, permite a las bacterias entrar en la circulación y desplazarse al corazón".
El riesgo es incluso mayor, dado que los usuarios de drogas con frecuencia se inyectan regularmente, añadió Syros.
"Estas personas rompen la barrera con regularidad", dijo Syros. "No se inyectan una sola vez en su vida. Se inyectan perpetuamente, y también comparten agujas. Esto multiplica el riesgo de exponerse a algo que pueda causar una endocarditis infecciosa".
Las opciones de tratamiento son limitadas, y en general implican unas dosis altas de antibióticos intravenosos, apuntaron los expertos.
"Con frecuencia, 'esterilizar' el torrente sanguíneo es difícil, y el riesgo de que la infección vuelva es alto, sobre todo con un uso continuo de drogas", apuntó Jaber.
Si la infección ha dañado a las válvulas del corazón, quizá se necesite una cirugía a corazón abierto de alto riesgo para reemplazarla con válvulas prostéticas, anotó.
"En realidad no hay una forma buena de 'curar' esta complicación cardiaca", señaló Jaber.
Es probable que los programas de intercambio de agujas sean la única forma de resolver de inmediato este riesgo para la salud cardiaca, apuntó Syros.
"Sin duda debemos darles jeringuillas limpias", planteó Syros. "Si quiere usar, por favor use una jeringuilla limpia".
El abuso de sustancias se disparó durante la pandemia de COVID, con un aumento en las sobredosis de drogas letales de casi un 30 por ciento durante el primer año completo de la crisis, añadió Syros.
"Es algo de lo que he sido personalmente testigo en el hospital", aseguró Syros. "Había personas en el umbral, antes de la pandemia, que estaban en el punto de usar/no usar drogas, de beber/no beber alcohol. La pandemia fue como una bofetada, y entonces observamos que los números aumentaron con muchísima rapidez".
Hasta que Estados Unidos adopte cambios culturales y de política para frenar de forma efectiva el uso de opioides, Syros cree que los casos de endocarditis entre los jóvenes usuarios de drogas seguirán aumentando.
"Pienso que tendremos un aumento en los próximos años, que seguirá al incremento en las personas que usaron opioides durante la COVID", comentó Syros. "Creo que habrá una ola de endocarditis infecciosa que afectará a los jóvenes en los años posteriores a la pandemia. Va a aumentar".
El nuevo estudio se publicó en la edición del 9 de noviembre de la revista Journal of Internal Medicine.
Más información
La Clínica Cleveland ofrece más información sobre la endocarditis.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Polydoros Kampaktsis, MD, PhD, assistant professor, division of cardiology, Columbia University, Irving Medical Center, New York City; Georgios Syros, MD, director, arrhythmia services, Mount Sinai Queens, New York City; Wael Jaber, MD, cardiologist, Cleveland Clinic, Ohio; Journal of Internal Medicine, Nov. 9, 2022
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