Unas imágenes horripilantes en las etiquetas de los refrescos podrían reducir el consumo
MIÉRCOLES, 2 de febrero de 2022 (HealthDay News) -- Unas imágenes de corazones llenos de grasa y enfermos, y de pies ennegrecidos y necróticos, quizá sea lo último que anticiparía ver en la etiqueta de una lata de refresco que su hijo desea de forma desesperada, pero, ¿una advertencias de salud así de drásticas sobre los peligros a largo plazo del azúcar evitarían que lo compre?
Sí, sugiere una nueva investigación, que encuentra que los padres tenían 17 puntos de porcentaje menos de probabilidades de comprar bebidas azucaradas si eran confrontados con estas imágenes perturbadoras.
"Dado que los padres compran la mayoría de las calorías que sus hijos consumen, este tipo de política podría ayudar a reducir el consumo de bebidas azucaradas de los niños", señaló la autora sénior del estudio, Lindsey Smith Taillie, profesora asistente del departamento de nutrición de la Facultad de Salud Pública Global Gillings de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Chapel Hill.
Los beneficios de salud de reducir el azúcar son exponenciales, afirmó. "Reducir el consumo de bebidas azucaradas de los niños reduce la ingesta de calorías en exceso, que conducen a un aumento de peso", advirtió Smith Taillie. "Menos bebidas azucaradas también significan menos caries dentales y un riesgo más bajo de una variedad de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiaca".
En el estudio, los investigadores crearon una "minitienda" para imitar la experiencia de hacer la compra en un supermercado. Cuando 325 padres de niños de 2 a 12 años hicieron la compra, algunos vieron etiquetas de bebidas con imágenes gráficas que representaban el daño de la enfermedad cardiaca y la diabetes tipo 2, mientras que otros solo vieron un código de barras. Los padres eligieron una bebida, un refrigerio y un artículo del hogar para sus hijos.
Resultó que las advertencias gráficas aterradoras fueron un gran disuasor. Mientras que un 45 por ciento de los padres que vieron códigos de barra en las etiquetas compraron una bebida azucarada para sus hijos, apenas un 28 por ciento de los que vieron la imagen de advertencia realizaron esa compra, mostró el estudio.
Tras la compra, los participantes completaron una encuesta sobre lo que habían elegido. "Los padres del grupo de la etiqueta de advertencia reportaron que sintieron más control respecto a las decisiones sobre una alimentación saludable que los padres del grupo de control, lo que sugiere que las advertencias empoderan a los consumidores para que elijan opciones saludables", comentó la autora principal del estudio, Marissa Hall. Hall es profesora asistente del departamento de conductas de la salud de la Facultad de Salud Pública Global Gillings de la UNC.
El poder de las imágenes de advertencia fue similar sin importar la raza, la etnia y el estatus socioeconómico, lo que sugiere que podrían funcionar igual de bien en diversas poblaciones, apuntó Hall, aunque "se necesitan estudios de mayor tamaño para ver qué tan bien funcionan las advertencias en los grupos con el riesgo más alto de enfermedades relacionadas con la dieta".
Es probable que la industria se resista si estos cambios se vuelven obligatorios, anotaron los autores del estudio. La Asociación Americana de Bebidas (American Beverage Association), un grupo comercial que representa a la industria, no respondió a una solicitud de comentario de HealthDay.
También se ha encontrado que otras iniciativas que han buscado reducir el consumo de bebidas azucaradas, como los impuestos a los refrescos, prohibir la venta de bebidas azucaradas en las escuelas, o prohibir el mercadeo de bebidas azucaradas para los niños, también son efectivas, apuntaron los autores.
"La clave es que los cambios en el ambiente de la escuela, de las tiendas, de lo que los niños ven en los productos mismos, pueden ayudar a los niños a desarrollar unos hábitos saludables que duran toda la vida", anotó Hall.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 1 de febrero de la revista PLOS Medicine.
Las advertencias de texto quizá sean menos controversiales que las imágenes gráficas, según Marion Nestle, profesora emérita de nutrición, estudios de los alimentos y salud pública de la Universidad de Nueva York.
"Se ha encontrado que imágenes aterradoras como estas ayudan a animar a los fumadores de cigarrillos a abandonar el hábito, pero las evidencias sobre el daño de los cigarrillos son inequívocas", comentó Nestle, que no participó en la nueva investigación.
En Chile, México, Brasil y varios países más se utilizan símbolos de advertencia con palabras, no imágenes, para las comidas ricas en azúcar, sal, grasa saturada y calorías, aseguró.
"Ya se ha probado que son efectivos, incluso entre los niños pequeños y los adultos con un nivel bajo de alfabetismo, y es probable que sean menos controversiales", anotó Nestle.
Sin embargo, otra experta en nutrición consideró que las imágenes tenían un valor añadido.
"Las advertencias con imágenes pueden formar parte de un paquete de políticas innovadoras que busquen mejorar el ambiente alimenticio, al mismo tiempo que orientan a los consumidores para que elijan unas opciones alimenticias más saludables", aseguró Ana Clara da Fonseca Leitão Duran, epidemióloga nutricional de Sao Paulo, en Brasil.
"Aunque una sola política podría conducir a un leve cambio en la proporción de la población con obesidad y otras enfermedades relacionadas con la dieta, un conjunto de medidas buenas e innovadoras, incluyendo a las advertencias gráficas (en combinación con las restricciones del mercadeo y los impuestos a los alimentos y bebidas malsanos) prometen ayudar a nuestros niños y adolescentes a crecer con un estilo de vida más saludable que el de sus padres, e incluso puede influir en los consumidores de todas las edades para que elijan unas dietas no solo más saludables, sino también más sostenibles", añadió Duran.
Más información
La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) ofrece consejos sobre cómo reducir el azúcar añadido en la dieta de su hijo.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Lindsey Smith Taillie, PhD, assistant professor, department of nutrition, Gillings School of Global Public Health, University of North Carolina at Chapel Hill; Marissa Hall, PhD, assistant professor, department of health behavior, Gillings School of Global Public Health, University of North Carolina at Chapel Hill; Marion Nestle, PhD, Paulette Goddard professor, nutrition, food studies and public health, emerita, New York University, New York City; Ana Clara da Fonseca Leitão Duran, PhD, nutritional epidemiologist, Sao Paulo, Brazil; PLOS Medicine, Feb. 1, 2022, online
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