Trabajar en un huerto puede mejorar su salud
MARTES, 10 de enero de 2023 (HealthDay News) -- Cualquiera que haya trabajado en un huerto sabe que cavar en la profundidad de la tierra para plantar semillas, y luego sentirse orgulloso de su primera cosecha, puede ser toda una labor de amor... y una nueva investigación muestra que también mejora la salud.
Resulta que los huertos comunitarios en las áreas urbanas pueden lograr que las personas coman más alimentos frescos y hagan ejercicio, al mismo tiempo que también alivian el estrés y la ansiedad.
"Estos tipos de intervenciones que cuentan con una fuerte organización social, que tienen acceso a la naturaleza y contacto con la naturaleza, en que hay una participación activa, estos son los ingredientes en los que debemos pensar para tener unas intervenciones exitosas que aborden toda una variedad de resultados de la salud", planteó la autora sénior del estudio, Jill Litt, profesora del departamento de estudios ambientales de la Universidad de Colorado, en Boulder, y científica sénior del Instituto de Salud Global de Barcelona.
En este estudio, los investigadores deseaban realizar un ensayo aleatorio y controlado sobre los huertos comunitarios, para ampliar la información de estudios anteriores sobre los huertos.
Litt dijo que Denver Urban Gardens se puso en contacto con ella, para estudiar los beneficios cunado solo había 40 huertos en la ciudad. Ahora, hay 180.
"Me enganchó. Era el sistema más fascinante, en que podíamos de verdad ver cómo ocurre el cambio conductual", aseguró Litt. "Las personas conectaban con el paisaje. Tenían relaciones sociales, desarrollaban la confianza, tenían un sentido del propósito y de la pertenencia".
Aunque los estudios anteriores fueron observacionales, para estudiar el impacto de los huertos comunitarios en un ensayo aleatorio controlado, Litt reclutó a 291 adultos que todavía no trabajaban en huertos. Más de un tercio de los participantes eran hispanos. Más de la mitad vivían en familias de bajos ingresos.
Se pidió a alrededor de la mitad de estos adultos que esperaran un año para comenzar a participar en el huerto comunitario (el grupo de "control"), mientras que la otra mitad se asignaron a una parcela gratis y recibieron semillas, plantas de semilleros y un curso introductorio a los huertos a través del programa Denver Urban Gardens. También se les dieron monitores de actividad.
Cada uno de los participantes del estudio fue evaluado al principio, mediante encuestas sobre el consumo nutricional, la salud mental y las medidas corporales.
Al final, los investigadores encontraron que los que trabajaron en el huerto comían, en promedio, 1.4 gramos adicionales de fibra cada día (un aumento de un 7 por ciento) que el grupo de control.
Los médicos recomiendan consumir de unos 25 a unos 38 gramos de fibra al día, aunque la mayoría de las personas consumen mucho menos. La fibra afecta a las respuestas inflamatorias e inmunitarias que influyen en el metabolismo, el microbioma intestinal y la susceptibilidad a las enfermedades crónicas, entre ellas la diabetes y el cáncer, según los investigadores.
"Mantener una dieta rica en fibra basada en frutas y verduras es antiinflamatorio. Es de verdad importante para la progresión de la enfermedad, introducirla antes de que la enfermedad se arraigue", apuntó Litt.
Los que trabajaban en los huertos también aumentaron su actividad física en unos 42 minutos cada semana, encontraron los investigadores.
"La inactividad es un factor de riesgo de la enfermedad crónica, en específico del cáncer, y otras enfermedades crónicas, así que deseamos intentar que las personas sean más activas", planteó Litt.
Los que trabajaban en los huertos en el estudio también estaban menos ansiosos y estresados, y mejoraron sus conexiones sociales.
"Lo que vimos fue a las personas construir puentes y relaciones con otros, y se basaban en algo que todos tenían en común, lo que entonces también refuerza su interés y capacidad en mantenerse implicadas en esa actividad", apuntó Litt.
Esta investigación mostró que los huertos comunitarios tienen beneficios para la salud, añadió.
El contexto de los huertos comunitarios de este estudio es importante, comentó Litt, basándose en investigaciones anteriores. Aunque los huertos privados también son valiosos, los huertos comunitarios tuvieron un mayor impacto, ha mostrado su investigación.
"Esta es la otra parte que pienso que es muy único de esto, si podemos evaluar una solución basada en la naturaleza cercana a las comunidades de las personas", observó Litt. "Lo que de verdad buscamos son intervenciones asequibles, expansibles y sostenibles a las que las personas pueden acceder desde un lugar muy cercano a donde viven, quizá a donde trabajan, tal vez a donde van a la escuela. Esto provee un buen ejemplo urbano de algo que es accesible y está disponible".
Para tener éxito, los huertos deben tener una implicación comunitaria. Deben ser asociaciones entre los sectores públicos y privados, formar parte de una estructura y poder depender de una base de voluntarios, apuntó Litt.
El estudio, que fue financiado en parte por la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society), se publicó en la edición del 4 de enero de la revista The Lancet Planetary Health.
Colleen Spees, profesora asociada de la Universidad Estatal de Ohio, también ha estudiado el impacto de trabajar en los huertos en la salud. Los estudios de Spees se basan en huertos comunitarios urbanos, y en general implican a poblaciones vulnerables, incluso los que tienen sobrepeso y son obesos, y los sobrevivientes al cáncer.
Spees ve el valor en el trabajo en los huertos, tanto por su acceso a los alimentos saludables como por la experiencia de estar en la naturaleza.
"Cuando salimos de lo que llamo el caos de nuestras vidas normales, parece haber algún tipo de efecto tranquilizador", señaló Spees. "Cuando uno saca esos momentos para calmarse, libre de las redes sociales, libre del teléfono, del teléfono celular, libre de todo eso, del ruido del mundo, la mayoría de las personas encuentran que pueden reducir la ansiedad y reducir el estrés".
El ensayo de Litt "añade un beneficio al creciente conocimiento de que el trabajo en los huertos o consumir sobre todo un patrón dietético más enfocado en los alimentos de origen vegetal sin duda puede contribuir a unos impactos positivos en la salud mental y física", indicó Spees.
Aunque muchas personas disfrutarían de trabajar en un huerto o de cosechar un huerto, es importante incluir un componente nutricional cualificado, para educar a las personas sobre cómo cocinar los alimentos, sugirió Spees.
Spees dijo que está feliz de que los legisladores de todo el país estén percibiendo los beneficios de los productos frescos, de los mercados de productores, y de los huertos comunitarios.
"En nuestro país hay un cambio de paradigma", aseguró. "Lo hemos estado esperando durante mucho tiempo, y estamos en medio de esto. Espero verlo dar frutos".
Más información
El Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. ofrece más información sobre la actividad física y el cáncer.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Jill Litt, PhD, professor, department of environmental studies, University of Colorado at Boulder, and senior scientist, Barcelona Institute for Global Health; Colleen Spees, PhD, MEd, RDN, associate professor, division of medical dietetics, Ohio State University College of Medicine, Columbus; The Lancet Planetary Health, Jan. 4, 2023
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