Esta no es la primera vez: cómo la vacuna contra el polio le salvó la vida a millones de niños
MARTES, 2 de noviembre de 2021 (HealthDay News) -- Una infección que puede dejar inválido y matar acecha a las personas, pero una vacuna nueva ofrece esperanzas de que casi todo el mundo, incluso los niños, la pueden evadir. Tras una evaluación científica, comienza un despliegue nacional de la vacuna.
¿Le suena conocido?
Mientras el gobierno de EE. UU. se prepara para ofrecer las vacunas contra la COVID-19 a alrededor de 28 millones de niños de 5 a 11 años, unos altos niveles de vacilación sobre la vacuna en algunos lugares podría hacer que vender la campaña resulte difícil.
Pero esta no es la primera vez que una iniciativa nacional ha buscado proteger a los niños estadounidenses de una grave amenaza de salud infecciosa, y la historia ofrece una práctica guía sobre cómo lograrlo.
A mediados de la década de 1950, la polio acechaba cada verano en Estados Unidos, y ocurrían unos brotes aleatorios en una comunidad o en la siguiente.
La vacuna de virus muerto contra el polio que desarrolló el Dr. Jonas Salk fue una bendición, y en 1954, unos padres desesperados ofrecieron como voluntarios a más de 1.8 millones de niños para que sirvieran como sujetos de prueba en un ensayo de campo de un año de duración sobre la efectividad de la vacuna.
De esos niños, 600,000 serían inyectados al azar con tres dosis de la vacuna experimental contra la polio o con un placebo.
Esta situación presenta un marcado contraste con hoy en día, en que muchos padres vacilan en vacunarse ellos mismos o vacunar a sus hijos con las vacunas contra la COVID-19, que se han administrado de forma segura a más de 221 millones de personas en Estados Unidos y a casi 3.9 mil millones en todo el mundo.
"En esta sociedad hemos llegado a un punto de verdad triste, en que las personas han alcanzado tal nivel de desconfianza contra el gobierno y contra el campo de la medicina en general", lamentó el Dr. Peter Salks, hijo de Jonas Salk y presidente de la Jonas Salk Legacy Foundation.
Tecnología de punta
Las vacunas contra la COVID-19 actuales se desarrollaron a un ritmo frenético, y las compañías farmacéuticas recibieron miles de millones en fondos del gobierno, usaron tecnología de punta para crear las vacunas y entonces las evaluaron en ensayos clínicos optimizados.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. aprobó la semana pasada una vacuna de dosis reducida contra la COVID para los niños de 5 a 11 años, basándose en un ensayo clínico en que participaron unos 4,700 niños. Se prevé que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. sopesen la vacuna pediátrica contra la COVID esta semana.
"Con los avances en la ciencia y la tecnología modernas, podemos alcanzar algunas de estas soluciones con una rapidez mucho mayor", aseguró Stacey Stewart, presidenta y directora ejecutiva de March of Dimes. "Los ensayos clínicos se llevan a cabo de una forma muy distinta hoy en día, pero nos llevan al mismo lugar, a poder validar la seguridad y la eficacia de las vacunas".
En cambio, la polio había sido una amenaza perenne y aterradora durante décadas cuando Jonas Salk tuvo su vacuna lista para una evaluación generalizada.
"Estas epidemias habían sucedido durante años, y la gente estaba aterrorizada", comentó su hijo. "No había forma de saber cuándo habría una epidemia cerca de uno, si iba a afectar a su hijo o al hijo de otra persona".
Había un "terror total", aseguró Peter Salk.
"Y cuando los niños se infectaban, podían quedar paralizados de por vida", dijo. "Podían acabar en un pulmón de acero, por un periodo corto hasta que sus músculos respiratorios se recuperaran, o por el resto de sus vidas, o podían morir".
Una vez se probó que la vacuna de Salk era segura en unos ensayos tempranos en que participaron 5,320 personas (entre ellas el mismo Salk, su esposa y sus tres hijos), se comenzó a presionar mucho para que hubiera un ensayo clínico masivo para evaluar su efectividad.
La National Foundation for Infantile Paralysis, precursora de March of Dimes, gastó 7.5 millones de dólares en donaciones privadas para iniciar, organizar y administrar el ensayo de la vacuna, con poca participación del gobierno federal. Esto equivale a más de 76 millones de dólares actuales.
Hubo una enorme presión para que el ensayo se realizara con la mayor rapidez posible, antes de la siguiente temporada de polio.
Entre el 26 de abril y el 10 de julio de 1954, los voluntarios distribuyeron la serie de tres vacunas contra la polio de Salk. En total, más de 443,000 niños recibieron al menos una vacuna contra la polio, mientras que más de 210,000 recibieron un placebo, según March of Dimes.
Los investigadores pasaron lo que quedaba de 1954 dando seguimiento a todos los niños, y tomando muestras de sangre de 40,000 niños para examinar la respuesta de los anticuerpos.
'La vacuna funciona', y los famosos corrieron la voz
La National Foundation publicó un comunicado de prensa el 12 de abril de 1955: "La vacuna funciona. Es segura, efectiva y potente". El ensayo clínico encontró que tenía una efectividad del 80 al 90 por ciento para la prevención de la polio.
El New York Times retumbó las noticias con un gigantesco titular:
"LA VACUNA CONTRA LA POLIO DE SALK ES UN ÉXITO; MILLONES SE INMUNIZARÁN PRONTO; LAS ESCUELAS DE LA CIUDAD COMENZARÁN A VACUNAR EL 25 DE ABRIL".
También habrá titulares tras cualquier decisión final de los CDC de hacer que las vacunas pediátricas contra la COVID estén disponibles para los niños de 5 a 11 años. Sin su vacunación, será imposible alcanzar algún tipo de inmunidad grupal. Y los niños tienden a ser propagadores de todo tipo de gérmenes, lo que pone en peligro la salud de sus parientes de más edad.
Pero los tiempos han cambiado tanto que Salk y Stewart se preguntan qué tan bien será recibida la vacuna pediátrica contra la COVID, en comparación con la vacuna contra la polio.
"Cuando la vacuna contra la polio se anunció, todo el país sintió un gran alivio y emoción, pero March of Dimes de cualquier forma tuvo que trabajar mucho para asegurar que todos se vacunaran, porque era algo nuevo y algo con lo que todos debían sentirse cómodos", señaló Stewart.
Personalidades como Marilyn Monroe, Sammy Davis Jr., Bob Hope, Lucille Ball y Joe DiMaggio mostraron su apoyo a la vacuna.
"Elvis Presley fue a 'The Ed Sullivan Show' y permitió que un funcionario del estado de Nueva York lo vacunara en el programa", contó Stewart. "Se puede imaginar el potente impacto que tuvo. 'The Ed Sullivan Show' era uno de los programas de televisión más populares de la época, y todo el mundo conocía a Elvis Presley".
La vacuna pediátrica contra la COVID-19 tendrá un despliegue mucho menos lleno de famosos, al menos como lo imagina la Casa Blanca.
La administración de Biden ha evitado las vacunaciones masivas de niños, y en su lugar creó un sistema mediante el cual las vacunas serán administradas en ambientes conocidos, por personas que los padres conocen y en quienes confían.
Más de 25,000 clínicas pediátricas y de medicina familiar proveerán las vacunas a los niños, junto con decenas de miles de farmacias, hospitales pediátricos y centros de salud comunitarios, según el plan de la Casa Blanca.
Hoy en día, hay mucha menos confianza en el gobierno y en la experiencia médica, apuntaron Stewart y Salk, lo que ha sido fomentado en parte por las mentiras y los rumores propagados a través de internet y los medios sociales.
"Hemos visto el poder que tiene una gran cantidad de información falsa y cómo esto ha afectado a la aceptación de las personas de la vacuna y su confianza en la vacuna", apuntó Stewart.
Hace siglos que las personas muestran renuencia a las vacunas
Pero la renuencia a las vacunas no es nada nuevo entre los padres, añadió Salk.
"La oposición a las vacunas se remonta cientos de años, desde la vacuna contra la viruela", la forma más temprana de la cual se descubrió en 1796, dijo Salk. "La gente hacía caricaturas sobre los terribles efectos secundarios que provocaría inyectarse el virus de la viruela, y cosas por el estilo".
Pero en el clima actual, es probable que algunos padres deban que escuchar a un experto a quien conozcan personalmente para que los persuada de vacunar a sus hijos contra la COVID.
"Para muchos padres, en realidad dependerá mucho de los pediatras que hablen de forma individual con las familias, y que les asegure que la vacuna es segura para sus hijos", apuntó Stewart. "Obviamente, los padres confían en sus pediatras para muchos temas sobre la salud de sus hijos. Al final del día, un vocero destacado o el presidente de Estados Unidos serán menos importantes. Es probable que lo que importe sean las decenas de miles de pediatras de todo el país, para dar a los padres la comodidad que necesitan y la seguridad de que la vacuna es segura para sus hijos".
La vacuna pediátrica contra la COVID también se está introduciendo en un momento en que décadas de sentimiento antivacunas se han acumulado en Estados Unidos, aseguró Salk.
"Las personas siguen teniendo estos miedos, y desean evitar que sus hijos se vacunen de forma rutinaria contra el sarampión y la tos ferina y otras cosas, y los niños son los que pagan el precio", lamentó. "El público también paga el precio, porque esto significa que enfermedades como el sarampión no se pueden erradicar en este país".
Los grupos como March of Dimes tendrán que intervenir y luchar contra la propaganda antivacunas, para ayudar a promover las vacunas contra la COVID para los niños, planteó Stewart.
"Sí creo que debe seguir habiendo cierto esfuerzo para asegurar que luchamos y combatimos a la información falsa, al mismo tiempo que aseguramos que las voces de confianza provean la información más precisa a la gente", siguió. "Hay que implicar a todo el mundo cuando se trata de seguir luchando contra la renuencia a la vacunación, y asegurar que una buena información de parte de expertos de confianza ahogue la información falsa que pulula".
Más información
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. ofrece más información sobre la vacuna pediátrica contra la COVID-19.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Peter Salk, MD, director and president, Jonas Salk Legacy Foundation, La Jolla, Calif.; Stacey Stewart, MBA, president and CEO, March of Dimes, Arlington, Va.
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