
Su microchip implantado podría ayudar a salvarlo de un ACV
MIÉRCOLES, 9 de junio de 2021 (HealthDay News) — Norman Mayer, de 86 años, tiene un chip de computadora dentro del pecho, y no le importa en los más mínimo.
Los médicos implantaron un minúsculo chip monitor cardiaco en el pecho de Mayer después de que sufriera un mini accidente cerebrovascular (ACV) a finales de 2015, para monitorizar su latido cardiaco y, potencialmente, detectar un ritmo cardiaco irregular llamado fibrilación auricular (FA).
“Ni siquiera noto que lo tengo”, aseguró Mayer, el alcalde actual de la comunidad de Camrose en Alberta, Canadá, durante los últimos 32 años. “No molesta. Está ahí, es parte de la vida”.
Pero, gracias al chip, los médicos pueden monitorizar mejor los latidos cardiacos de Mayer, y ajustar su medicamento para evitar que sufra otro ACV, señaló.
Mayer participó en uno de dos nuevos ensayos clínicos que muestran que los chips monitores cardiacos implantables son mucho más efectivos para la detección de los ritmos cardiacos irregulares que los dispositivos externos, que ahora se recetan de forma más común, tras un accidente cerebrovascular.
Un ensayo mostró que al monitor implantado detectó tres veces más fibrilación auricular que un dispositivo externo que los pacientes deben llevar encima, y en el otro ensayo, detectó seis veces más fibrilación auricular.
Los resultados representan “un aumento dramático en la frecuencia con que detectamos la fibrilación auricular”, aseguró el Dr. Brian Buck, investigador principal de uno de los ensayos clínicos y neurólogo del ACV de la Universidad de Alberta.
La fibrilación auricular aumenta el riesgo de ACV de una persona de cuatro a cinco veces, y al menos uno de cada siete ACV es provocado por el ritmo cardiaco irregular, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
El latido cardiaco descontrolado hace que la sangre se acumule y coagule en las cámaras superiores del corazón. Si un coágulo llega al cerebro, provoca un ACV.
“Sabemos que la FA es una afección de alto riesgo para un ACV”, comentó la Dra. Dawn Kleindorfer, catedrática de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan. “Sabemos que tratar la FA con anticoagulación reduce el riesgo en casi un 80 por ciento”.
El problema es que la fibrilación auricular se parece mucho al ruido que hace un coche: no se puede contar con que el ruido ocurra cuando un mecánico revisa el coche.
Buck explicó que “la alteración del ritmo puede presentarse un par de minutos en un mes, y no volver a aparecer hasta varios meses más tarde, y quizá solo esté durante unas horas y vuelva a desaparecer”.
Usualmente, las víctimas de ACV reciben un monitor portátil más o menos del tamaño de un mazo de cartas, que deben llevar encima durante 30 días, anotó. Se ponen en el pecho unos electrodos pegajosos que están conectados al monitor, que registra su ritmo cardiaco de forma constante.
Pero un mes de monitorización usualmente no es suficiente, y para los pacientes el monitor externo es muy molesto, apuntó Buck.
“En realidad odian llevar encima el registrador de bucles”, dijo Buck. “Llevar encima una caja externa durante treinta días es de verdad difícil. Tiene un impacto importante en la capacidad de hacer ejercicio, trabajar y este tipo de cosas”.
Entonces, dos equipos de investigación distintos decidieron evaluar si un dispositivo implantable funcionaría mejor para rastrear los ritmos cardiacos. El implante puede rastrear el ritmo cardiaco durante hasta tres años, y no produce ninguna molestia para los pacientes.
Mayers aseguró que implantar el dispositivo es muy fácil.
“No es nada del otro mundo”, apuntó Mayer. “Fui una mañana, y simplemente te cortan un trozo con un cuchillito afilado, te meten una cosa en el pecho, te ponen una curita y te dicen que te vayas a casa”.
Una estación de monitorización que se mantiene en una encimera enviaba los datos capturados por el chip de Mayer al hospital, donde los neurólogos los analizaban buscando señales de fibrilación auricular.
“Nunca me llamaron porque estuviera fluctuando, pero sí he tenido unas conversaciones bastante regulares con la chica encargada”, dijo Mayers. “Podían monitorizar distintos picos a distintas horas del día, dependiendo de mis actividades o lo que fuera. Entonces, lo usaban para ajustar mis medicamentos, los anticoagulantes y los antihipertensivos”.
El equipo de Buck encontró que los médicos pudieron detectar señales de FA en un 15 por ciento de los pacientes con el implante, frente a un 5 por ciento con el monitor externo, en 300 personas que habían sufrido un ACV hacía poco.
El otro equipo, dirigido por el Dr. Richard Bernstein de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste en Chicago, tuvo unos resultados incluso mejores.
El chip detectó la fibrilación auricular en un 12 por ciento de los pacientes, en comparación con un 2 por ciento detectado por la monitorización cardiaca externa, en casi 500 víctimas de ACV recientes.
Los chips implantables están aprobados para su uso en Estados Unidos y Canadá, pero todavía se enfrentan a obstáculos, según los expertos.
En Canadá, el sistema nacional de atención de la salud requiere que se pruebe que un dispositivo es rentable antes de pagar por él, dijo Buck.
El implante cuesta más de 5,000 dólares por paciente, en comparación con unos 1,000 dólares por el monitor externo, observaron los investigadores en las notas de respaldo.
“Antes de que nuestro sistema de atención de la salud esté dispuesto a pagar un dispositivo que cuesta varios miles de dólares, debemos mostrar que es rentable”, apuntó Buck. “No solo que detecta la fibrilación auricular, sino que en realidad reduce las tasas de ACV y mejora la calidad de vida de los pacientes, y que beneficia al sistema de salud en general”.
Lo mismo sucede con las compañías de seguros en Estados Unidos, que con frecuencia se muestran renuentes tanto por el costo del dispositivo como por el costo de los cardiólogos que deben analizar los datos buscando señales de FA, aclaró Kleindorfer.
“En algún lugar, un cardiólogo debe leerlos una y otra vez”, dijo Kleindorfer. “Las desventajas son más en cuanto al seguro y financieras, pero para mí está claro que se encuentra más FA con el monitor implantable que con el externo”.
Ninguno de los dos ensayos clínicos tuvo el tamaño suficiente para mostrar que los dispositivos en realidad previnieran ACV, anotaron Kleindorfer y Buck. Se necesita más investigación para probar que los implantes pueden proteger mejor a las personas del ACV.
Pero las evidencias actuales tienen la potencia suficiente para que la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) recomiende la monitorización de la FA en sus directrices recién actualizadas sobre la prevención secundaria del ACV, aseguró Kleindorfer, que fue autora principal de las directrices.
“En mi mente, como profesional clínica, por supuesto que me gustaría contar con un monitor implantable en lugar del externo, porque encuentro más FA y les administró más anticoagulantes, lo que debería reducir su riesgo de ACV”, añadió Kleindorfer.
Ambos ensayos clínicos se publicaron en una edición reciente de la revista Journal of the American Medical Association.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre la fibrilación auricular.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Brian Buck, MD, PhD, stroke neurologist, University of Alberta, Canada; Dawn Kleindorfer, MD, chair, neurology, University of Michigan Medical School, Ann Arbor; Norman Mayer, 86, Camrose, Alberta, Canada; Journal of the American Medical Association, June 1, 2021
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Una dieta de ‘origen vegetal’ o baja en grasa: ¿Cuál es mejor para el corazón
MIÉRCOLES, 9 de junio de 2021 (HealthDay News) — ¿Espera comer mejor para mejorar la salud del corazón?
Las dietas ricas en alimentos de origen vegetal superan a los regímenes de alimentación bajos en grasa para reducir el riesgo de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular (ACV), encuentra un estudio reciente.
Hace mucho que se considera que la grasa saturada, del tipo que se encuentra sobre todo en los productos de origen animal, es la enemiga del corazón, dado que puede aumentar el colesterol “malo” LDL.
En el nuevo estudio, que dio seguimiento a más de 5,100 estadounidenses, los investigadores encontraron que las personas con unas dietas bajas en grasas saturadas de hecho sí tenían unos mejores niveles de LDL.
Pero esto no se tradujo en un riesgo más bajo de enfermedad cardiaca o ACV, encontró el estudio.
Por otra parte, las personas que consumían muchos alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, granos integrales, frijoles y frutos secos) sí tenían unos riesgos más bajos de problemas cardiovasculares.
Los expertos señalaron que los hallazgos no significan que el colesterol LDL o la grasa saturada carezcan de importancia. Las personas que comen muchos alimentos de origen vegetal también tienden a tener un LDL más bajo, y con frecuencia sus dietas son bastante bajas en grasa saturada, debido a la limitación de la carne y los lácteos.
Pero enfocarse en la grasa saturada puede “pasar por alto muchos aspectos de la calidad de la dieta”, señaló la autora del estudio, Yuni Choi, miembro postdoctoral de la Universidad de Minnesota.
En su lugar, planteó, es probable que un método más “holístico” para la alimentación sea mejor para la salud del corazón.
Choi presentará los hallazgos en la reunión anual de la Sociedad Americana de Nutrición (American Society for Nutrition), que se celebrará en línea esta semana. Los estudios presentados en reuniones generalmente se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.
Los resultados provienen de un largo estudio sobre la salud del corazón, que comenzó a reclutar a adultos jóvenes de EE. UU. en la década de los 1980. A lo largo de 32 años, 135 participantes desarrollaron enfermedad de la arteria coronaria, en que se acumulan “placas” en las arterias que ralentizan el flujo sanguíneo al corazón. Otros 92 sufrieron un ACV.
Choi y sus colaboradores evaluaron los antecedentes dietéticos de todos los participantes del estudio, y les asignaron unas “puntuaciones” basadas en cuántos alimentos de origen vegetal y cuánta grasa saturada comían típicamente.
En general, tanto los aficionados a las verduras como los que evitaban la grasa saturada tenían un LDL más bajo. Pero solo las dietas ricas en alimentos de origen vegetal se vincularon con unos riesgos más bajos de enfermedad cardiaca y ACV.
Por cada aumento incremental en esas puntuaciones, el riesgo de enfermedad cardiaca se redujo en un 19 por ciento, en promedio. El riesgo de ACV, por otro lado, se redujo en un 29 por ciento.
Esto fue tras tomar en cuenta factores como el tabaquismo, el peso corporal, y los niveles de ingresos y educativos.
“De origen vegetal” no tiene que implicar convertirse en vegetariano o vegano, lo que podría ser una buena noticia para los amantes de las hamburguesas.
Intente llenar del 70 al 80 por ciento de su plato con verduras, frijoles, granos integrales y cosas parecidas, aconsejó el investigador sénior, David Jacobs, profesor de salud pública de la Universidad de Minnesota.
Es importante comer esos alimentos “de forma cercana a la manera en que se cultivan”, apuntó Jacobs, en lugar de comprar las versiones muy procesadas. La variedad también es clave.
“El plato debe ser colorido y hermoso”, dijo Jacobs.
El Dr. Andrew Freeman, un cardiólogo que no participó en el estudio, se mostró de acuerdo en que una dieta “basada sobre todo en alimentos de origen vegetal” es el camino hacia la salud cardiaca.
“Los productos de origen animal no deben ser parte de cada comida”, apuntó Freeman, director de prevención y bienestar cardiovasculares de National Jewish Health, en Denver.
Más bien, anima a los pacientes a consumir una amplia variedad de alimentos de origen vegetal, en su “forma natural”.
“Coma aguacate en lugar de aceite de aguacate”, aclaró Freeman.
Advirtió que el nuevo estudio no significa que la grasa saturada no tenga significado. Y si las personas se enfocan en construir una dieta centrada en los alimentos de origen vegetal, es probable que consuman unas cantidades bastante bajas de la grasa.
¿Por qué las dietas ricas en alimentos de origen vegetal son tan buenas para el corazón? No se trata de un solo ingrediente mágico, apuntaron los investigadores.
Esas dietas, en general, son ricas en fibra, grasa insaturada y una variedad de vitaminas y minerales, pero la explicación podría ir más allá de estos nutrientes, según Jacobs.
A diferencia de los animales, apuntó, las plantas presentan una variedad de compuestos que generan ellas mismas que las protegen del ambiente. Y estos supuestos compuestos bioactivos podrían ser beneficiosos para los humanos que los comen.
Choi dijo que los investigadores también quieren estudiar las formas en que las distintas dietas afectan al microbioma intestinal, que es la gran colección de bacterias y otros microbios que viven en los intestinos y que realizan numerosas funciones vitales.
Es posible, señaló, que las dietas basadas en alimentos de origen vegetal beneficien al corazón, en parte, mediante los beneficios en el microbioma intestinal.
Más Información
La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) ofrece más información sobre las dietas de origen vegetal.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: David Jacobs, PhD, professor, public health, University of Minnesota School of Public Health, Minneapolis; Yuni Choi, PhD, postdoctoral fellow, department of food science and nutrition, University of Minnesota; Andrew Freeman, MD, director, cardiovascular prevention and wellness, and associate professor, National Jewish Health, Denver; American Society for Nutrition annual meeting, presentation, June 7-10, 2021, online
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Vinculan la vacuna contra la COVID de AstraZeneca con unos casos raros de plaquetas bajas en la sangre
MIÉRCOLES, 9 de junio de 2021 (HealthDay News) — La vacuna contra la COVID-19 de AstraZeneca podría estar vinculada con unos casos raros de niveles bajos de plaquetas en la sangre, sugiere un estudio reciente.
Las plaquetas son unas células de la sangre que ayudan a prevenir la pérdida sanguínea cuando los vasos sanguíneos se lesionan. Unos niveles bajos de plaquetas tal vez no provoquen síntomas, pero pueden conducir a un aumento en el riesgo de sangrado o coagulación.
Los investigadores analizaron los datos de 5.4 millones de personas en Escocia, entre ellas 2.5 millones que habían recibido la primera dosis de una vacuna contra la COVID-19.
Encontraron que las personas que recibieron la vacuna de AstraZeneca tuvieron un aumento muy pequeño en el riesgo de una afección llamada púrpura trombocitopénica idiopática (PTI), que se caracteriza por unos conteos bajos de plaquetas.
El riesgo estimado fue de 11 por un millón de dosis, similar a las tasas con las vacunas contra la hepatitis B, la gripe y la SPR, que varían entre 10 y 30 casos de PTI por un millón de dosis.
Los que tenían el mayor riesgo tendían a ser mayores (con una mediana de edad de 69 años) y a tener al menos un problema de salud crónico subyacente, como enfermedad cardiaca, diabetes o enfermedad renal crónica, encontró el estudio.
Los investigadores encontraron un ligero aumento en la PTI en la segunda semana tras la vacunación con el régimen de AstraZeneca, junto con un posible pequeño aumento en el riesgo de eventos de coagulación y sangrado en las arterias.
El uso de la vacuna de AstraZeneca no se ha aprobado en Estados Unidos. No hubo ninguna evidencia de un aumento en el riesgo de PTI, coagulación o sangrado con la vacuna de Pfizer-BioNTech. El estudio no incluyó ninguna otra vacuna contra la COVID-19, y se publicó en la edición en línea del 9 de junio de la revista Nature Medicine.
El aumento en el riesgo de PTI asociado con la vacuna de AstraZeneca es más bajo que el riesgo de PTI provocado por la COVID-19, anotaron los investigadores.
“Este cuidadoso análisis del programa de vacunación de todo un país, que implicó el estudio de más de 2.5 millones de primeras dosis de vacunas, encontró un pequeño aumento en el riesgo de PTI, eventos de coagulación y sangrado tras la vacuna de Oxford-AstraZeneca”, comentó el coautor del estudio Aziz Sheikh, director del Instituto Usher de la Universidad de Edimburgo.
“Este riesgo tan pequeño es importante, pero se debe considerar en el contexto de los beneficios muy claros de las vacunas, y potencialmente unos riesgos más altos de estos resultados entre los que desarrollan COVID-19”, añadió Sheikh en un comunicado de prensa de la universidad.
“Algo tranquilizador es que no identificamos ningún aumento general en el riesgo de PTI, eventos de coagulación y sangrado entre los que recibieron la vacuna de ARNm de Pfizer-BioNTech. Ahora, planificamos actualizar nuestro análisis, dado que el programa de vacunación se está ampliando a individuos más jóvenes y sanos, y hay vacunas nuevas disponibles”, añadió el autor principal del estudio, Colin Simpson, profesor de la Universidad de Victoria en Wellington, Nueva Zelanda.
Más información
Los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. ofrecen más información sobre la PTI.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTE: University of Edinburgh, news release, June 9, 2021
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