Los adolescentes felices y que se sienten queridos se convierten en adultos con un corazón más sano
MIÉRCOLES, 11 de enero de 2023 (HealthDay News) -- Cuando los adolescentes se sienten bien con ellos mismos y con sus vidas, quizá sea bueno para su corazón a largo plazo, sugiere un nuevo estudio.
Los investigadores encontraron que los adolescentes que en general se sentían felices, optimistas y queridos luego mostraban una mejor salud cardiovascular en la veintena y la treintena, en comparación con los niños que carecían de ese nivel de bienestar mental.
En general, era más probable que mantuvieran un peso saludable, además de unos niveles normales de presión arterial, azúcar en la sangre y colesterol. Y tener este tipo de sentimientos positivos pareció ser particularmente importante para la salud futura de los adolescentes negros.
La idea de que el bienestar de los niños puede afectar su salud en un momento avanzado de su adultez no es nueva. Los estudios han mostrado que la obesidad infantil, por ejemplo, se vincula con un aumento en los riesgos de varias afecciones de la salud, como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiaca, a una edad posterior.
Y el vínculo va más allá de los factores físicos: los adultos que sufrieron adversidades en la niñez, como el abuso y la negligencia, también tienen un riesgo más alto de enfermedades cardiacas y otras afecciones.
Los expertos señalaron que el nuevo estudio planteó una pregunta distinta: ¿Hay "recursos" psicológicos positivos que pudieran ayudar a proteger a la salud física de los niños a largo plazo?
"Una cosa que me sorprende es que en realidad no comprendemos bien las 'cosas buenas' que los niños necesitan para respaldar su salud cardiometabólica", señaló la investigadora principal, Farah Qureshi, profesora asistente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore.
Para explorar esta pregunta, su equipo examinó los datos de un estudio nacional sobre la salud, en que participaron casi 3,500 estudiantes de secundaria de EE. UU. en la década de los 1990, a quienes se dio seguimiento durante más de dos décadas.
Al inicio, los estudiantes respondieron a preguntas que medían cinco recursos psicológicos: la felicidad, la esperanza sobre el futuro, una autoestima alta, sentir aceptación social, y sentirse querido y deseado.
La mala noticia es que más de la mitad de los niños (un 55 por ciento) no presentaban ninguno, o solo tenían uno, de estos sentimientos positivos.
Pero cuando tenían cuatro o cinco de estos recursos, presentaban unas probabilidades alrededor de un 69 por ciento más altas de mantener una buena salud cardiovascular en la treintena, en comparación con sus pares. Se tomó en cuenta una variedad de factores adicionales, como los ingresos familiares, el nivel educativo de los padres y el peso de los jóvenes.
Además, estos sentimientos positivos parecieron tener una importancia crítica para los adolescentes negros. Cuando no los tenían, era muy poco probable que estuvieran en una buena salud cardiovascular 20 años más tarde: apenas un 6 por ciento lo estaban.
En cuanto al motivo, Qureshi comentó que la forma en que los niños se sienten sobre sí mismos y sus vidas puede afectar a sus conductas de salud.
En general, hacer ejercicio y comer de manera saludable con regularidad resulta difícil, anotó. Pero si alguien se siente bien consigo mismo y respecto a su futuro, esa es una buena motivación.
Adrienne Kovacs, una experta voluntaria de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), se mostró de acuerdo.
"Por ejemplo, cuando somos optimistas, esperamos que podremos gestionar una situación, de forma que nos comportamos en consecuencia", comentó Kovacs, que es psicóloga clínica y de la salud de Equilibria Psychological Health, en Toronto.
Esta podría ser la diferencia entre creer, o no creer, que uno puede cambiar un hábito malsano, aclaró Kovacs.
Más allá de esto, apuntaron ambas expertas, los factores psicológicos, como el estrés crónico, pueden tener efectos fisiológicos directos en el cuerpo.
Kovacs señaló que el nuevo estudio es un recordatorio de que "debemos ampliar nuestra conceptualización de los factores de riesgo cardiovasculares". Y esto debe comenzar a principios de la vida, anotó.
Igual que estudios anteriores, este estudio encontró que un número lamentablemente bajo de participantes mantenían una buena salud cardiovascular a finales de la treintena: apenas un 12 por ciento en total.
Pero tener recursos psicológicos en la adolescencia aumentó esas probabilidades. Por otro lado, la falta de estos sentimientos positivos pareció ser particularmente nociva para los adolescentes negros: en los del grupo del estudio que tenían uno o ningún recurso psicológico, apenas un 6 por ciento de los jóvenes negros tenían una buena salud cardiovascular en la adultez, frente a un 12 por ciento de sus contrapartes blancas.
Esto implica que respaldar el bienestar mental de los adolescentes negros también es un tema de igualdad en la salud, enfatizaron ambas expertas.
Qureshi comentó que, entre los adolescentes negros, para los que se enfrentan al estrés crónico del racismo estructural, podría ser particularmente esencial tener unos fuertes sentimientos de autoestima, pertenencia y sentirse queridos.
Los padres pueden, por supuesto, respaldar estos sentimientos, plantearon Qureshi y Kovacs. También puede hacerlo cualquier adulto en la vida de un niño, además de las escuelas, los programas comunitarios y la sociedad en general. Como ejemplo, Kovacs apuntó al sistema de atención de la salud, que podría hacer un mejor trabajo al "crear un ambiente en que todo el mundo tenga un sentido de pertenencia".
En cuanto a las familias, añadió Qureshi, respaldar el bienestar mental de los niños "puede ser tan sencillo como sentarse a cenar juntos y preguntarles cómo les va, esas cosas que podemos dar por sentado".
El estudio se publicó en la edición en línea del 11 de enero de la revista Journal of the American Heart Association.
Más información
La Asociación Americana del Corazón ofrece consejos sobre cómo mantener una buena salud durante toda la vida.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Farah Qureshi, ScD, MHS, assistant professor, Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, Baltimore, Md.; Adrienne Kovacs, PhD, volunteer expert, American Heart Association, Dallas, and clinical and health psychologist, Equilibria Psychological Health, Toronto; Journal of the American Heart Association, Jan. 11, 2023, online
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