Las tasas de obesidad siguen en aumento entre los niños y adolescentes de EE. UU.
LUNES, 25 de julio de 2022 (HealthDay News) -- Por primera vez en la historia, más de 1 de cada 5 niños de EE. UU. son obesos.
Entre 2011 y 2012, y de nuevo entre 2017 y 2020, las tasas de obesidad aumentaron entre los niños de 2 a 5 años, además de entre los que tenían de 12 a 19 años, muestra un nuevo análisis de datos de una encuesta de salud nacional. Y el aumento fue cierto entre los niños de EE. UU. de todas las razas y etnias, según la líder del estudio, Amanda Staiano.
"La proporción de niños que tenían obesidad aumentó de un 18 por ciento en el ciclo de 2011 a un 22 por ciento en el ciclo de 2020", señaló Staiano, directora del laboratorio de obesidad y salud pediátricas del Centro de Investigación Biomédica Pennington de la Universidad de Luisiana, en Baton Rouge.
"Lo que es incluso más alarmante es que todos estos datos se recolectaron antes de la pandemia de COVID-19, y otros datos publicados hace poco muestran que los niños están aumentando incluso más de peso debido a las restricciones en la dieta y la actividad durante la pandemia", advirtió.
Staiano teme que las cifras sean incluso peores en la próxima Encuesta nacional de examen de salud y nutrición.
La obesidad tiene unas significativas consecuencias para la salud, afirmó, desde algunos tipos de cáncer hasta diabetes, enfermedad cardiaca, asma, problemas en las articulaciones, ansiedad y depresión.
"Los niños están pagando el precio de esta enfermedad, y los adultos están pagando por los costos de atención de la salud adicionales de los niños que crecen con las enfermedades y que necesitan tratamiento", dijo Staiano. "Los niños que no comen unas dietas nutritivas tienden a tener un peor rendimiento escolar, y la obesidad afecta a todas las áreas de la vida de un niño".
En el estudio, ella y Kathy Hu, su colega del Centro Pennington, analizaron datos de casi 15,000 niños y adolescentes de EE. UU. que participaron en la encuesta nacional de salud y nutrición en 2011-2012, 2013-2014, 2015-2016 y 2017-2020.
Entre los niños y adolescentes de 2 a 19 años, la obesidad se disparó de un 17.7 por ciento en 2011 y 2012 a un 21.5 por ciento en la encuesta de 2017-2020.
Durante el periodo de una década, las tasas de obesidad entre los chicos aumentaron de un 18 a un 21.4 por ciento, y entre las chicas de un 17 a un 21.6 por ciento.
Aunque las tasas de obesidad aumentaron de forma significativa entre los niños en edad preescolar y los adolescentes, no ocurrió lo mismo entre los de 6 a 11 años.
En general, las tasas de obesidad entre los niños estadounidenses de 2 a 19 años aumentaron de un 21.8 a un 27 por ciento entre los de origen mexicano, de un 19.5 a un 23.8 por ciento entre los negros, y de un 15 a un 18.4 por ciento entre los blancos, encontraron Staiano y Hu.
Para ayudar a frenar la creciente marea de obesidad, Staiano afirmó que los médicos deben evaluar y monitorizar la obesidad y las enfermedades relacionadas que afectan al corazón, los pulmones y el metabolismo. Pero añadió que resolver el problema será un trabajo de toda la sociedad estadounidense.
"Los proveedores de atención de la salud deben ofrecer consejería y programas basados en las evidencias para respaldar que las familias adopten un estilo de vida más saludable", enfatizó Staiano. "Las compañías de seguro deben seguir la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (Affordable Care Act) y pagar estos servicios de gestión del peso, como forma de prevenir una enfermedad debilitante y costosa".
La prevención y el tratamiento temprano son esenciales para que los niños aumenten una cantidad de peso saludable, señaló.
"Los padres y los niños deben hablar con sus médicos y enfermeros escolares para desarrollar una alimentación saludable y un plan de actividades que funcione para su familia", aconsejó Staiano.
"Gran parte del aumento de peso ocurre cuando los niños no van a la escuela durante el verano, así que los líderes de las comunidades y las autoridades gubernamentales deberían abogar por programas de alimentación que provean unas comidas saludables durante las vacaciones escolares, y proveer campamentos y programas con actividades estructuradas durante el verano", aseguró.
Staiano dijo que se necesitan inversiones en programas de gestión del estilo de vida y el peso, medicamentos y opciones metabólicas y de cirugía bariátrica para que los niños ralenticen su aumento de peso, o que los ayuden a perder peso de una forma segura y sostenible.
"Los líderes cívicos deben incentivar que los supermercados y las tiendas de barrio con opciones de alimentación saludables se ubiquen en los desiertos de comida, y también garantizar que los senderos, los parques públicos y los parques de juego sean seguros y estén bien mantenidos", añadió.
El Dr. David Katz, especialista en medicina preventiva y del estilo de vida, y presidente de True Health Initiative, en Tulsa, Oklahoma, revisó los hallazgos.
Apuntó que hace más de tres décadas que EE. UU. lucha en una batalla contra la obesidad infantil que está perdiendo.
"Dicho sin tapujos, esto es una vergüenza nacional, porque este problema tiene unas graves consecuencias, y podríamos resolverlo en cualquier momento en que en realidad nos comprometiéramos a hacerlo", enfatizó Katz.
Las tasas de obesidad aumentan de forma imparable porque industrias enteras le sacan beneficios, apuntó.
"El problema empeora porque se invierten muchos más recursos en propagar el problema que en solucionarlo", lamentó Katz. "Por ejemplo, sabemos que tenemos un suministro de alimento de comida basura que es adictiva a propósito y que está diseñada para maximizar el consumo, pero realizamos recomendaciones inútiles sobre el 'control de las porciones' sin resolver la causa original".
Estos nuevos datos muestran que la obesidad no empeora de forma misteriosa, sino porque nuestra sociedad nunca ha hecho un esfuerzo serio para solucionarla, acusó Katz.
"Todos deberíamos tratar la obesidad de nuestros niños como tratamos el ahogamiento, porque, después de todo, se están ahogando en las calorías supersabrosas de las comidas ultraprocesadas, y en tecnologías para evitar el esfuerzo que proliferan de forma infinita", dijo.
Lo que se necesita, según Katz, es un entrenamiento obligatorio sobre los peligros de comer en exceso y de no hacer ejercicio, además de recordatorios generalizados sobre una alimentación saludable. Comparó esto con las medidas que se toman para que los niños estén seguros cerca del agua.
"Tras 30 años de dedicación personal a la causa, espero que ese día amanezca para mí, y para todos los demás padres", añadió Katz.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 25 de julio de la revista JAMA Pediatrics.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre la obesidad infantil.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Amanda Staiano, PhD, director, pediatric obesity and health behavior, Pennington Biomedical Research Center, Louisiana State University, Baton Rouge; David Katz, MD, MPH, specialist, preventive and lifestyle medicine, and president, True Health Initiative, Tulsa, Okla.; JAMA Pediatrics, July 25, 2022, online
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