¿Unos huesos más débiles debilitan al cerebro? Un estudio encuentra una conexión
JUEVES, 23 de marzo de 2023 (HealthDay News) -- En algunos adultos mayores, unos huesos que adelgazan podrían ser un precursor de una memoria menguante, sugiere un nuevo estudio.
El estudio, de más de 3,600 adultos mayores, encontró que los que tenían una densidad ósea relativamente baja presentaban un riesgo más elevado de recibir un diagnóstico de demencia en la próxima década. El tercio de los participantes con la masa ósea más baja en la cadera se enfrentaban al doble de riesgo de demencia que el tercio con los huesos de la cadera más fuertes.
Los investigadores apuntaron que sus hallazgos, que se publicaron en la edición del 22 de marzo de la revista Neurology, no significan que unos huesos más delgados ayuden a provocar la demencia.
Más bien, sospechan que una masa ósea en declive es una parte del proceso temprano de la demencia, antes de que los problemas con la memoria y las habilidades de pensamiento se hagan aparentes.
Y esto implica que los médicos deben prestar atención a la salud ósea desde que los adultos mayores reciben un diagnóstico de demencia, planteó el investigador sénior, el Dr. Mohammad Arfan Ikram.
Uno de los principales motivos por los cuales las personas con demencia acaban en hogares de ancianos es una mala movilidad y las caídas, anotó Ikram, profesor del Centro Médico de la Universidad de Erasmus en Róterdam, Países Bajos.
"Sabemos que una densidad mineral ósea baja es un factor de riesgo fuerte de una mala movilidad, y de las caídas y fracturas", señaló. "Por tanto, puede ser útil prestar una atención adecuada a la salud ósea de las personas con demencia temprana, y optimizarla cuando sea posible".
El estudio no es el primero que conecta a la salud de los huesos con la demencia.
"Es una asociación que he visto antes. Por ejemplo, la osteoporosis se ha vinculado con el riesgo de demencia", apuntó Heather Snyder, vicepresidenta de relaciones médicas y científicas de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association).
No está del todo claro por qué la salud de los huesos y la del cerebro están conectadas, según Snyder, que no participó en la nueva investigación. Pero una mala nutrición y la falta de actividad física tal vez tengan algo que ver, planteó.
Ambas pueden contribuir a la pérdida ósea y al deterioro cognitivo, que son los problemas con la memoria y el pensamiento que pueden progresar a la demencia. A la inversa, las personas con un deterioro cognitivo pueden hacerse menos activas o cambiar sus hábitos de alimentación a peor, lo que podría afectar su densidad ósea.
Ikram se mostró de acuerdo en que una nutrición inadecuada y una falta de actividad física podrían tener algo que ver. Pero él y sus colegas apuntan también a otras posibilidades. Por ejemplo, hay ciertas evidencias de que unas "placas" anómalas de proteína que se acumulan en los cerebros de las personas con Alzheimer pueden en realidad dañar a la densidad ósea.
Aunque estudios anteriores han conectado a la pérdida ósea con la demencia, Ikram dijo que la cronología de las cosas no ha estado clara: ¿La pérdida ósea aparece años antes que los síntomas de demencia?
Para averiguarlo, los investigadores analizaron datos de un estudio de larga duración sobre la salud, que comenzó en 1990. Se enfocaron en 3,651 participantes de los cuales la mayoría estaban en la sesentena o la setentena a principios de la década de los 2000, y que se sometieron a pruebas de la densidad ósea. En ese momento, todos estaban libres de demencia.
En enero de 2020, alrededor de un 19 por ciento habían recibido un nuevo diagnóstico de demencia, la mayoría de Alzheimer.
El estudio encontró que, en promedio, las personas que tenían una densidad ósea baja al principio presentaban un mayor riesgo de desarrollar demencia, en particular en los 10 años siguientes.
Los que estaban en el tercio inferior de densidad del hueso de la cadera tenían el doble de riesgo de un diagnóstico de demencia en la década posterior, en comparación con los del tercio superior.
Pero es importante poner ese riesgo en perspectiva, según Ikram. La pérdida ósea es extremadamente común con la edad, y la mayoría de los adultos mayores con un adelgazamiento de los huesos no desarrollan demencia, enfatizó.
En este estudio, de los casi 1,200 adultos mayores con la densidad ósea más baja en la cadera, 86 recibieron un diagnóstico de demencia en un plazo de 10 años.
Nadie plantea que la densidad ósea se deba usar para evaluar la demencia temprana en los adultos mayores. Más bien, dijo Ikram, todo el mundo debe tener en cuenta la salud ósea cuando una persona mayor recibe un diagnóstico de una enfermedad del cerebro.
Al mismo tiempo, se piensa que muchas de las cosas que respaldan a la salud física general también son buenas para el cerebro.
Snyder comentó que una dieta saludable, el ejercicio, y mantenerse mental y socialmente implicado "son cosas que podemos hacer hoy para maximizar la salud del cerebro".
Anotó que la Asociación del Alzheimer está llevando a cabo un ensayo clínico que evalúa si estas medidas del estilo de vida pueden ayudar a preservar la función del cerebro en los adultos mayores que tienen un mayor riesgo de deterioro cognitivo.
Más información
La Asociación del Alzheimer ofrece consejos para un estilo de vida saludable para el cerebro.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Mohammad Arfan Ikram, MD, PhD, professor, epidemiology, Erasmus University Medical Center, Rotterdam, Netherlands; Heather Snyder, PhD, vice president, medical and scientific relations, Alzheimer's Association, Chicago; Neurology, March 22, 2023, online
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