Unos estudios de gran tamaño evalúan la efectividad de unos medicamentos comunes para la diabetes
JUEVES, 22 de septiembre de 2022 (HealthDay News) -- Dos medicamentos comunes para la diabetes parecen funcionar mejor que otros dos respecto al control de los niveles de azúcar en la sangre, encontró un gran ensayo de EE. UU.
El ensayo, con más de 5,000 personas con diabetes tipo 2, encontró que dos medicamentos inyectados, una insulina de acción prolongada y la liraglutida (Victoza), en general funcionaban mejor que dos medicamentos orales para mantener los niveles de azúcar en la sangre a raya.
A lo largo de cinco años, los pacientes que recibían cualquiera de los tratamientos inyectados pasaban más tiempo con el azúcar en la sangre en el rango recomendado, un promedio de seis meses adicionales.
Aun así, la mayoría de los pacientes del estudio no pudieron alcanzar esta meta a largo plazo. Los expertos subrayaron lo difícil que es esta tarea para las personas con diabetes.
"En última instancia, las combinaciones de tratamiento no mantuvieron unos niveles óptimos de A1C en muchos pacientes para la gestión a largo plazo de la diabetes tipo 2", comentó el investigador, el Dr. Henry Burch, del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK) de EE. UU.
La A1C es una medida de los niveles promedio de azúcar en la sangre en los tres meses anteriores. Cuando las personas tienen diabetes, la meta es mantener la A1C por debajo de un 7 por ciento.
En el ensayo, un 71 por ciento de los pacientes no pudieron cumplir la meta en los cinco años de seguimiento.
Más de 37 millones de estadounidenses tienen diabetes, de los cuales la gran mayoría sufren el tipo 2, según el NIDDK. En esta forma de la enfermedad, el cuerpo pierde la capacidad de usar adecuadamente la insulina, una hormona que transporta los azúcares de los alimentos a las células del cuerpo para que los usen como energía.
Como consecuencia, el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo, lo que con el tiempo puede dañar a los vasos sanguíneos y los nervios. Muchas personas con diabetes desarrollan complicaciones como la enfermedad cardiaca, la insuficiencia renal, el daño nervioso en los pies y las piernas, y una enfermedad ocular que puede resultar en ceguera.
Controlar el azúcar en la sangre es clave para reducir estos riesgos. Para lograrlo, la mayoría de las personas toman el medicamento oral metformina, junto con cambios en la dieta y ejercicio.
Los nuevos hallazgos, que se publicaron el 22 de septiembre en la revista New England Journal of Medicine, provienen de un ensayo que comenzó hace casi una década, y que fue financiado por el NIDDK. La meta era determinar cuáles medicamentos para la diabetes, cuando se añadían a la metformina, tenían la mayor efectividad para ayudar a los pacientes a mantener la meta de A1C recomendada.
Poco más de 5,000 adultos de EE. UU. con diabetes tipo 2 fueron asignados al azar a añadir uno de cuatro tratamientos: insulina glargina (Lantus), una insulina sintética de acción prolongada; liraglutida; glimepirida (Amaryl), que pertenece a una clase de fármacos llamados sulfonilureas; o, sitagliptina (Januvia), un inhibidor de la DPP-4.
A lo largo de cinco años, los pacientes que tomaban insulina o liraglutida tuvieron el mayor nivel de éxito al mantener su A1C en el objetivo. En alrededor de un 67 por ciento el azúcar en la sangre superó el objetivo en algún momento, frente a un 72 por ciento de los pacientes que tomaron glimepirida y un 77 por ciento de los que tomaron sitagliptina.
En promedio, los pacientes que recibieron los tratamientos inyectados tuvieron cerca de seis meses adicionales en el rango objetivo, en comparación con el grupo de la sitagliptina.
Los pacientes que recibieron todos los tratamientos tendieron a perder peso o a permanecer estables, pero la mayor pérdida de peso fue con la liraglutida, que ayudó a las personas a perder un promedio de 7 libras (unos 3.2 kilos). (Una formulación distinta del medicamento, que se vende bajo la marca Saxenda, está aprobada como adyuvante para perder peso).
Pero, en conjunto, ningún tratamiento fue un claro vencedor.
Una "conclusión importante" del ensayo, apuntó Burch, es que cuando las personas no llegan a sus objetivos de A1C, ellas y sus médicos deben estar abiertos a cambiar de medicamentos o a añadir medicamentos, además de realizar cambios saludables en el estilo de vida.
No hay una estrategia que sirva para todo el mundo, según un experto en la diabetes que no participó en el ensayo.
En los años desde el inicio del estudio, las directrices han dado un mayor énfasis a la importancia del tratamiento individualizado, comentó el Dr. Roeland J.W. Middelbeek, del Centro de Diabetes Joslin, en Boston.
Señaló que, respecto a cualquier paciente en particular, hay múltiples factores a tomar en cuenta al elegir los medicamentos, lo que incluye a las afecciones de salud coexistentes, como la enfermedad cardiaca o renal, si gestionar el peso es una meta, y el costo de los fármacos.
Middelbeek apuntó que, para los pacientes, es importante trabajar de manera individual con su médico para determinar el mejor plan de tratamiento.
También ha habido otros cambios desde que el ensayo comenzó en 2013, apuntaron los investigadores. Ahora hay disponible un nuevo grupo de fármacos para la diabetes, llamados inhibidores del SGLT2. Incluyen a medicamentos como la canagliflozina (Invokana), la dapagliflozina (Farxiga) y la empagliflozina (Jardiance).
Y, en los últimos años, han salido recomendaciones en respaldo de los inhibidores del SGLT2 y los agonistas del receptor de GLP-1 (entre los que se encuentra la liraglutida) como opciones preferidas para los pacientes que tienen enfermedad cardiaca o renal existente.
Pero la gestión de la diabetes, y la prevención de sus complicaciones, conlleva más que el control del azúcar en la sangre. Burch comentó que también es esencial controlar la hipertensión y el colesterol alto, dejar de fumar e intentar tener un peso más saludable.
Más información
El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU. ofrece un resumen general sobre la diabetes tipo 2.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Henry Burch, MD, program director, Division of Diabetes, Endocrinology and Metabolic Diseases, U.S. National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, Bethesda, Md.; Roeland J.W. Middelbeek, MD, staff physician, assistant investigator, Joslin Diabetes Center, and instructor, Harvard Medical School, Boston; New England Journal of Medicine, Sept. 22, 2022
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