‘The Last of Us’: ¿Qué tan probable es que haya un apocalipsis fúngico?
JUEVES, 16 de febrero de 2023 (HealthDay News) -- "The Last of Us", la exitosa serie de HBO, imagina a un mundo devastado por un apocalipsis fúngico.
Un hongo de los insectos en la vida real, el Cordyceps, da el salto a los humanos, y convierte a los afectados en criaturas parecidas a zombis que lo propagan a otros a través de mordeduras. La sociedad se derrumba en cuestión de días tras el surgimiento del hongo.
Pero los televidentes pueden relajarse. Hay muy poco riesgo real de que el Cordyceps en sí pudiera de verdad evolucionar y presentar el tipo de riesgo para la humanidad que se muestra en la serie, aseguran unos expertos en infecciones fúngicas.
Pero el programa sí muestra de forma precisa varios factores (como el cambio climático, la resistencia a los medicamentos, la escasez de agentes antifúngicos fiables) que están aumentando los riesgos para la salud que varios hongos y mohos plantean para los humanos, añaden los expertos.
"A veces les digo a las personas que estas son las infecciones más clínicamente importantes de las que han escuchado, debido al asombroso número de personas a las que en realidad afectan", comentó Karen Norris, presidenta de inmunología e investigación en medicina traslacional del Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad de Georgia.
Las infecciones fúngicas son responsables de más de 75,000 hospitalizaciones y casi 9 millones de visitas al médico cada año en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Pero unos datos más recientes sugieren que la amenazada de infección fúngica es incluso más pronunciada, y que está creciendo.
Más de 666,000 infecciones fúngicas se diagnosticaron en alrededor de 35.5 millones de casos de hospitalización en EE. UU. documentados en 2018, según un estudio que dirigió Norris, y que se publicó el año pasado en la revista Open Forum Infectious Diseases.
Un diagnóstico de una infección fúngica "duplica los costos de hospitalización, la estadía de la hospitalización, y duplica el riesgo de muerte, en comparación con los individuos con el mismo tipo de situaciones comórbidas sin una infección fúngica", señaló Norris. "Son infecciones realmente graves".
Informes como estos han llevado al Programa para el Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas a publicar un nuevo informe a principios de mes, "Preparándose para los supermicrobios", que cita al cambio climático y a la resistencia a los antimicrobianos como las dos mayores amenazas contra la salud humana.
Una pesadilla fúngica
El hongo Cordyceps del mundo real es aterrador... para las hormigas carpinteras.
Las esporas de Ophiocordyceps unilateralis pueden entrar al cuerpo de una hormiga en el suelo de la selva y comenzar a replicarse, llegando a su cerebro en algún momento.
El hongo secuestra al cerebro de la hormiga, y poco a poco se adueña de su conducta. El hongo obliga a la hormiga hipnotizada a abandonar su nido y a encontrar el terreno húmedo que fomenta su crecimiento.
Al final, el hongo obliga a la hormiga a bloquear su mandíbula en la parte inferior de una hoja, donde permanece mientras es devorada desde dentro. Al final, el hongo erupciona de la cabeza de la hormiga muerta y explota, emitiendo una nube de esporas que buscan infectar a más hormigas.
Es un horrible destino, pero no es probable que le suceda a los humanos, aseguró el Dr. Scott Roberts, director médico asociado de prevención de las infecciones del Hospital de la Universidad de Yale, en New Haven.
"De verdad parece infectar a un nicho muy específico en la naturaleza, que es esta determinada especie de hormiga", apuntó Roberts, y anotó que el hongo no parece capaz de infectar ni siquiera a otras especies de insectos.
"Que este Cordyceps específico dé el salto de esta especie de hormiga a los humanos es de verdad poco práctico, a menos que pasara a través de una cantidad significativa de evolución en un periodo corto", añadió Roberts.
Las especies de hongos y mohos tampoco tienden a propagarse de la misma forma que los virus o las bacterias, en que una persona infectada transmite el germen a las demás, continuó Roberts.
"Por naturaleza, los hongos y los mohos no se propagan de una persona a otras, con pocas excepciones", dijo Roberts. "La gran mayoría están en el ambiente. Los inhalamos cada vez que caminamos al aire libre, sin duda en un bosque, donde hay toneladas de hongos y mohos en el aire. Y de verdad es solo en casos raros, sobre todo en pacientes con un sistema inmunitario profundamente reducido, que pueden causar problemas".
El cambio climático favorece a los hongos
La pandemia de Cordyceps en "The Last of Us" ocurre cuando el cambio climático provoca que el hongo evolucione para evitar la mejor defensa de la humanidad contra las infecciones fúngicas: la temperatura corporal.
Esta parte del programa es precisa, afirman los expertos.
Las crecientes temperaturas asociadas con el cambio climático parecen estar erosionando la ventaja evolutiva de la humanidad contra ciertos tipos de infecciones fúngicas.
"Un micólogo prominente al que sigo académicamente, el Dr. Arturo Casadevall, dijo que plantea la hipótesis de que el motivo de que nuestra temperatura sea de 98.6 [ºF (37 ºC)] es que en realidad es el umbral en el cual muchas especies de hongos no pueden crecer", comentó Roberts.
Norris apunta a un hongo emergente preocupante, llamado Coccidioides, que provoca una infección pulmonar conocida como fiebre del valle. El hongo prospera en tierra caliente y seca.
"Se encuentra sobre todo en la parte suroeste de EE. UU., y por distintos motivos (el cambio climático y el desarrollo extendido en áreas donde las personas no habían vivido antes), el organismo se ha propagado a California y a grandes regiones del Oeste", dijo Norris.
Lo más frecuente es que la fiebre del valle no sea una infección grave, añadió Norris.
Por otro lado, Candida auris es una amenaza fúngica muy grave, que también parece haber sido incentivada por el cambio climático, advirtió Roberts.
Candida auris es un tipo de hongo que se encuentra en la tierra "que antes no era un patógeno humano, así que se ha adaptado a una temperatura corporal más alta, y ahora es un problema muy grave", lamentó Norris.
Candida auris puede provocar una infección sanguínea potencialmente letal si infecta a una persona hospitalizada que ya está débil debido a otros problemas de salud.
"Es una especie fúngica que nadie conocía antes de 2009, y de repente se detectó de manera independiente en cuatro continentes a la vez, lo que sugiere que el cambio climático llevó a un aumento en este nuevo organismo que evolucionó para adaptarse a unas temperaturas más altas", explicó Roberts.
Candida auris también se propaga con mayor facilidad que otras amenazas fúngicas, lo que ha llevado a los CDC a incluir al hongo como una amenaza potencial de infección en las personas en los ambientes de atención de la salud.
"Persiste en el ambiente con mucha facilidad, y los estudios han mostrado que se puede propagar de un paciente a otro", advirtió Roberts. "Candida auris puede de verdad adherirse a las superficies y propagarse, por ejemplo, a través de los dispositivos médicos reusables".
Pocos medicamentos
El aumento de Candida auris refleja otro miedo que los expertos expresan con regularidad, ya que no responde bien a los medicamentos antifúngicos.
"Uno de los motivos que lo convierten en una amenaza muy grave es que muchos de los aislados clínicos que se han observado son resistentes a uno o más antifúngicos. Eso es un problema", comentó Norris respecto a Candida auris.
En realidad no hay muchos antifúngicos disponibles, en comparación con la variedad de antibióticos y antivirales disponibles para las personas con infecciones bacterianas o virales, aclararon Norris y Roberts. Si la resistencia aumenta en los hongos, les quedarán pocas opciones a las personas con infecciones graves.
"Ha sido un área que no se ha financiado ni estudiado lo suficiente durante mucho tiempo. Hay un grupo nuclear de personas que han estado trabajando durante mucho tiempo en el tema, pero no es un área que ha recibido el respaldo para el tipo de investigación que es necesario", aseguró Norris.
"Los médicos también carecen de buenas herramientas para diagnosticar una infección fúngica y diferenciarla de una infección bacteriana o viral.
"Un individuo que esté en el hospital, o incluso en la UCI, por otras afecciones experimentará cierto retraso. Todavía no contamos con los mejores medios diagnósticos para las infecciones fúngicas, en comparación con las infecciones bacterianas o virales", dijo Norris.
Este retraso puede costarle la vida a los pacientes.
"A veces, un retraso de apenas un par de días en el diagnóstico de una infección fúngica es crítico", continuó Norris. "Son infecciones que pueden progresar muy rápido. Una vez se arraigan, tratarlas resulta difícil. Y hay una cantidad limitada del tratamiento que es el estándar de la atención, los fármacos antifúngicos".
Varias infecciones fúngicas ocurren con la mayor frecuencia en las personas con un sistema inmunitario vulnerable, por ejemplo los pacientes con cáncer o las personas con un trastorno autoinmune, encontró Norris en un estudio de 2021 que se publicó en la revista Clinical Infectious Diseases.
Pero incluso las personas con afecciones inflamatorias comunes, como la diabetes, la enfermedad pulmonar, la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn, son más vulnerables a un hongo oportunista, encontró Norris.
"Y también están los individuos que tienen otras infecciones, por ejemplo la influenza", dijo Norris. "Algunos individuos son más susceptibles a contraer una infección con un agente fúngico invasivo encima de su influenza".
"Y, por supuesto, está la COVID. Vimos un aumento muy rápido en los pacientes con una COVID grave en el hospital, en la UCI, que entonces también adquirieron una infección fúngica. Y esto conformó una cantidad significativa de la mortalidad en la UCI durante el pico de la COVID", siguió.
Qué hongos hay que vigilar
El estudio de Norris de 2022 encontró que tres hongos conformaban más de tres cuartas partes de las infecciones fúngicas diagnosticadas en los hospitales:
- Candida, y en particular Candida auris.
- Aspergillus fumigatus, un moho común que afecta a los pulmones y a los senos nasales.
- Pneumocystis, que provoca neumonía.
Norris y su equipo están trabajando en una vacuna que protegería contra estos tres peligros fúngicos.
"Los individuos que serían muy susceptibles a todas estas infecciones son susceptibles a todas ellas", advirtió Norris. "Lo que hace que esto sea potencialmente revolucionario es que la vacuna induce una respuesta inmunitaria que es efectiva contra al menos tres patógenos, y la estamos evaluando en otros".
La vacuna contra los hongos está ahora en ensayos con animales. Si el equipo de la investigación encuentra financiación, Norris afirma que podrían iniciar y finalizar ensayos con humanos para la vacuna en los próximos cinco años.
Otros investigadores están trabajando en una vacuna contra la fiebre del valle, añadió Norris.
Pero aunque los hongos son una creciente amenaza para la salud que se debe tomar en serio, tanto Norris como Roberts enfatizaron que es muy poco probable que estos patógenos provoquen una situación como en "The Last of Us", o incluso la próxima pandemia.
"Las especies de hongos y mohos se propagan de forma tan lenta que en realidad no siento una gran preocupación respecto a algún tipo de amenaza de pandemia con un hongo o moho", aclaró Roberts. "Si viera el programa, no me preocuparía que sea una presentación realista de lo que va a suceder con la próxima especie fúngica. Pero estoy muy agradecido con el programa, porque está aumentando la concienciación".
Más información
La Organización Mundial de la Salud ofrece más información sobre los hongos que son una amenaza para la salud, mientras que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre las enfermedades fúngicas en Estados Unidos.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Karen Norris, PhD, chair, immunology and translational biomedical research, University of Georgia College of Veterinary Medicine, Athens; Scott Roberts, MD, associate medical director, infection prevention, Yale New Haven Hospital, New Haven, Conn.; Open Forum Infectious Diseases, Jan. 10, 2022; Clinical Infectious Diseases, April 19, 2021
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