Resurge el LSD entre los estadounidenses jóvenes
MARTES, 23 de agosto de 2022 (HealthDay News) -- Si piensa que los alucinógenos, como el LSD, son cosa del pasado, piénselo de nuevo.
Una nueva investigación estima que el uso del LSD, que altera a la mente, aumentó de menos de un 1 por ciento en 2002 a un 4 por ciento en 2019 entre las personas de 18 a 25 años. Y, en total, 5.5 millones de estadounidenses utilizaron algún tipo de alucinógeno en 2019.
"Según nuestros resultados, el uso de alucinógenos es un creciente problema de salud pública, que amerita estrategias de prevención, dado el creciente riesgo de uso sin supervisión", planteó el investigador principal, el Dr. Ofir Livne, miembro postdoctoral del departamento de epidemiología de la Facultad de Medicina Mailman de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
Es probable que el aumento en el uso de alucinógenos sea provocado por una reducción en la percepción del riesgo de las drogas, anotó Livne.
"Los estudios indican ahora que ciertos alucinógenos, como el LSD y la psilocibina, pueden mejorar la función cognitiva [mental], la productividad y la salud mental", explicó Livne. "Hoy en día hay comunidades de personas que usan 'microdosis', que en esencia son individuos que exploran los efectos positivos reportados de microdosis de LSD sin experimentar ningún efecto negativo".
Pero "dados nuestros hallazgos, creemos que hay una necesidad de un examen integral de los motivos subyacentes del uso de LSD y otros alucinógenos, en particular dado que estudios anteriores han reportado unos mayores riesgos de resultados negativos, como deterioros cognitivos y trastornos del estado de ánimo", añadió Livne. "Antes de que el uso de alucinógenos se 'normalice', debe haber más literatura que pueda ayudar a discernir entre el uso seguro y el peligroso".
La investigación se publicó en la edición en línea del 22 de agosto de la revista Addiction.
Estos hallazgos reflejan a los de un nuevo estudio del gobierno federal, que se publicó esta semana, que encontró que el uso de alucinógenos como el LSD, la MDMA, la mezcalina, el peyote, los "hongos", la psilocibina y el PCP comenzó a aumentar en 2021 tras permanecer en estabilidad relativa hasta 2020.
En 2021, un 8 por ciento de los adultos jóvenes habían usado un alucinógeno en el año anterior, un máximo histórico, encontró ese estudio. Como comparación, apenas un 5 por ciento de los adultos jóvenes reportaron que habían usado un alucinógeno en el año anterior en 2016, mientras que solo un 3 por ciento usaron uno en 2011. El único alucinógeno en el que hubo una reducción en el uso fue la MDMA (éxtasis o Molly), cuyo uso se redujo de un 5 por ciento en 2016 y 2020 a un 3 por ciento en 2021.
Pat Aussem, vicepresidenta de desarrollo de contenido clínico para el consumidor de Partnership to End Addiction, afirmó que el aumento en el uso de los alucinógenos podría ser resultado de un interés reciente en sus efectos beneficiosos sobre los trastornos del estado de ánimo.
"Aunque muchos alucinógenos están designados como drogas de clasificación 1, sin 'ningún uso médico aceptado actual', se habla sobre ellos cada vez más en las redes sociales, en los institutos de investigación y en otros foros como alternativas a los fármacos más tradicionales para ciertos problemas de la salud mental", dijo.
"Tanto unas anécdotas personales como unos promisorios ensayos médicos han originado un uso de los alucinógenos para abordar la depresión, la ansiedad, el TEPT [trastorno por estrés postraumático] y los trastornos por el uso de sustancias, además de mejorar el funcionamiento cognitivo", explicó Aussem.
La promesa de que los alucinógenos pueden potencialmente tratar a la depresión, el TEPT y otras enfermedades de la salud mental, en algunos casos más rápido y con menos efectos secundarios molestos, ha tenido un rol en el creciente interés en estas drogas, señaló.
"La ecuación también tiene un lado comercial, ya que según algunos estimados, se anticipa que el mercado aumente de 2 mil millones de dólares en 2020 a más de 10 mil millones de dólares en 2027. Se están realizando unas inmensas inversiones para capitalizar el creciente interés del consumidor en estas sustancias", anotó Aussem.
En 2019, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. aprobó un medicamento llamado Spravato para los pacientes con una depresión grave que no responden a otros tratamientos. Se relaciona de cerca con la ketamina, un psicodélico, pero no es igual que la ketamina que alguien podría comprar en la calle. También se tiene que administrar junto a un antidepresivo en un ambiente supervisado, enfatizó.
La psilocibina también se está estudiando en ensayos clínicos para tratar la depresión y la ansiedad, añadió.
Por otra parte, la MDMA se ha estudiado en ensayos clínicos para abordar el TEPT.
"Se prevé que la FDA la apruebe en 2023. Una vez más, es importante anotar que aunque el éxtasis y la MDMA con frecuencia se usan de forma intercambiable, el éxtasis quizá contenga MDMA, pero también está formulado con otra sustancias que podrían ser nocivas", dijo Aussem.
Los alucinógenos funcionan en algunas personas, pero no en todas, y conllevan riesgos con ciertas afecciones, enfatizó. El uso de los alucinógenos podría estar contraindicado si hay antecedentes personales o familiares de psicosis, esquizofrenia, trastorno bipolar o ideación suicida, además de problemas cardiacos y convulsiones.
Dependiendo del alucinógeno, puede haber una amplia variedad de efectos a corto y a largo plazo, entre ellos náuseas, un aumento en la frecuencia cardiaca, unas experiencias sensoriales intensas, relajación, paranoia y psicosis persistente. También pueden ser más peligrosos si se mezclan con alcohol y otras sustancias, incluso con medicamentos recetados, aseguró Aussem.
Además, hay una diferencia significativa entre la seguridad de los alucinógenos que se usan en un ensayo clínico y lo que la gente consigue en la calle, anotó Aussem.
"Es especialmente importante anotar que la MDMA callejera se ha adulterado con fentanilo, un potente analgésico que ha fomentado un aumento marcado en las sobredosis en nuestro país", aseguró Aussem.
"Probar los alucinógenos puede resultar tentador, sobre todo si una persona tiene dificultades de salud mental, pero las drogas callejeras no son la respuesta", comentó Aussem. "La composición, la potencia, la dosis y la supervisión terapéutica de los alucinógenos en los ensayos clínicos que se están realizando y los medicamentos aprobados por la FDA no son un remedio 'casero'. Una persona interesada en explorar los alucinógenos podría beneficiarse de buscar la orientación de su proveedor de atención de la salud y de investigar la participación en un ensayo clínico".
Más información
Aprenda más sobre los alucinógenos en el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Ofir Livne, MD, MPH, postdoctoral fellow, department of epidemiology, Columbia University Mailman School of Public Health, New York City; Pat Aussem, LPC, associate vice president, consumer clinical content development, Partnership to End Addiction; Addiction, Aug. 22, 2021, online
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