Pasar tiempo en la naturaleza parece ralentizar el Parkinson y el Alzheimer
MARTES, 27 de diciembre de 2022 (HealthDay News) -- Vivir en un área con un acceso fácil a parques y ríos parece ralentizar la progresión de unas devastadoras enfermedades neurológicas, como el Alzheimer y el Parkinson.
Esta es la conclusión de un nuevo estudio, que se basó en más de una década y media de seguimiento del riesgo de enfermedad de casi 62 millones de estadounidenses de a partir de 65 años.
"Investigaciones anteriores mostraron que los ambientes naturales (como los bosques, los parques y los ríos) pueden ayudar a reducir el estrés y restaurar la atención", anotó el autor principal, Jochem Klompmaker, investigador postdoctoral de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, en Boston. "Además, los ambientes naturales proveen ubicaciones para la actividad física y las interacciones sociales, y podrían reducir la exposición al aire contaminado, el calor extremo y el ruido del tráfico".
Para desarrollar estas observaciones, él y sus colaboradores exploraron las admisiones al hospital por el Alzheimer y las demencias relacionadas, además de la enfermedad de Parkinson.
Al enfocarse en la admisión al hospital, Klompmaker enfatizó que su equipo no evaluó el riesgo inicial de desarrollar cualquiera de las enfermedades. Más bien, los investigadores querían saber si una mayor exposición a la naturaleza reducía las probabilidades de que una de las enfermedades progresara con rapidez.
En cuanto a esto, dijo Klompmaker, los investigadores observaron unos significativos vínculos protectores: mientras más verde era el ambiente circundante de una persona mayor, más bajo era su riesgo de hospitalización por cualquiera de estas enfermedades neurológicas.
El hallazgo podría ser relevante para millones de estadounidenses, dado que el Alzheimer y el Parkinson están entre las enfermedades neurológicas más comunes en Estados Unidos.
Para explorar el potencial beneficio protector de la naturaleza, los investigadores se enfocaron en las personas mayores que tenían Medicare y que vivían en la parte continental de EE. UU. entre 2000 y 2016.
Alrededor de un 55 por ciento eran mujeres, y más o menos un 84 por ciento eran personas blancas. Todos tenían de 65 a 74 años de edad cuando entraron en el grupo del estudio.
A lo largo de los 16 años del estudio, casi 7.7 millones fueron hospitalizados por Alzheimer u otras formas de demencia, y casi 1.2 millones fueron hospitalizados por Parkinson.
Durante todo el proceso, los investigadores compararon el código postal de cada paciente con varios tipos de datos de estudios geológicos que, en conjunto, medían el "verdor" general de una región. Estos datos incluían la cantidad de vegetación presente, además del porcentaje de tierra dedicado a parques y vías fluviales.
Al final, los cálculos sobre el verdor arrojaron resultados contradictorios.
Por un lado, el equipo no encontró ninguna evidencia de que los pacientes que vivían en áreas con más parques y vías fluviales tuvieran un riesgo más bajo de ser hospitalizados por Alzheimer.
Pero el riesgo de hospitalización sí se redujo entre los que vivían en áreas con una mayor vegetación en general.
Los resultados fueron incluso más positivos respecto al Parkinson, un trastorno del movimiento. Según todas las medidas estudiadas, vivir en un ambiente más verde significaba un riesgo más bajo de hospitalización.
Por cada aumento de un 16 por ciento en la cobertura de parques, el riesgo de hospitalización debida al Parkinson se redujo en un 3 por ciento, por ejemplo. Y al vivir en un código postal en que un 1 por ciento o más del espacio estudiado era agua, el riesgo de hospitalización por el Parkinson se redujo en un 3 por ciento, en relación con los códigos postales con menos masas de agua.
En cuanto al motivo de que un ambiente más verde pudiera reducir ese tipo de riesgo neurológico, Klompmaker dijo que el estudio no buscó los motivos específicos de estos vínculos.
"Vivir en o cerca de espacios verdes y azules podría tener muchos impactos beneficiosos para la salud", añadió, entre ellos menos contaminación, estrés y ruido.
Pablo Navarrete Hernández es profesor de arquitectura paisajista de la Universidad de Sheffield, en Inglaterra, y revisó los hallazgos.
Su propio trabajo ha indicado que las personas cuyas viviendas están llenas de mucha luz natural tienden a ser más felices. Apoyó la idea de que los beneficios de la naturaleza para la salud no se deben subestimar.
"La investigación muestra que los espacios verdes desencadenan las emociones positivas de las personas, por ejemplo la felicidad, y reducen las emociones negativas, como la rabia, todo lo que se relaciona con unos niveles más bajos de estrés", señaló Navarrete Hernández. "Los experimentos de laboratorio también muestran que la exposición a la naturaleza tras los eventos estresantes ayuda a reducir las respuestas de estrés del cuerpo", lo que incluye a los niveles del cortisol, la hormona del estrés.
Planteó que esto podrían tener que ver directamente con el desarrollo del Alzheimer. Estudios anteriores han indicado que unos niveles altos de cortisol reducen el volumen del hipocampo, un área del cerebro que es esencial para controlar la respuesta de estrés del cuerpo y ejecutar unas funciones esenciales para la memoria.
En cuanto al Parkinson, Navarrete Hernández anotó que las personas que viven en unos espacios más verdes tienden a hacer más actividad física. Esto podría importar cuando se trata de la progresión de la enfermedad, apuntó, dado que se ha mostrado que la actividad física tiene un rol en la conservación a largo plazo de la función motora.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 20 de diciembre de la revista JAMA Network Open.
Más información
Aprenda más sobre el amplio vínculo entre la naturaleza y una mejor salud en la Universidad de Minnesota.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Jochem Klompmaker, PhD, postdoctoral research fellow, Department of Environmental Health, Harvard T. H. Chan School of Public Health, Boston; Pablo Navarrete-Hernandez, PhD, lecturer, Department of Landscape Architecture, University of Sheffield, U.K.; JAMA Network Open, Dec. 20, 2022
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