Los veteranos podrían tener un riesgo más bajo de ETC que los exdeportistas
VIERNES, 10 de junio de 2022 (HealthDay News) -- Una afección degenerativa del cerebro que se descubrió por primera vez en ex deportistas profesionales se ha reportado también en los veteranos militares, pero un nuevo estudio sugiere que es poco común, y cuestiona si el servicio en sí provoca el riesgo.
El tema es una afección conocida como encefalopatía traumática crónica (ETC), una forma de degeneración cerebral progresiva que se cree que es provocada por impactos repetitivos en la cabeza a lo largo de los años.
La ETC se ha identificado de forma muy notoria en algunos ex jugadores profesionales de fútbol americano, entre ellos Frank Gifford y Junior Seau, mediante autopsias del cerebro realizadas tras su muerte.
Pero los investigadores también han detectado la ETC en autopsias cerebrales de deportistas que practicaban otros deportes de contacto, como el hockey y el boxeo, además de algunos veteranos militares.
La pregunta de si el servicio militar en sí aumenta el riesgo de ETC tiene una urgencia particular para los veteranos después del 11/9, señaló el investigador sénior, el Dr. Daniel Perl.
Los que sirvieron en Afganistán e Irak han tenido una exposición más intensa a las "ondas expansivas", generadas por dispositivos como las bombas de carretera, en comparación con conflictos anteriores, apuntó Perl, de la Universidad de los Servicios Uniformados en Bethesda, Maryland.
Estos tipos de ondas expansivas pueden sacudir al cerebro sin ningún golpe directo en la cabeza. Las consecuencias de estos impactos aún no están claras del todo, pero los estudios han mostrado que los veteranos con exposición a las ondas expansivas con frecuencia tienen unos síntomas persistentes, que van desde dolores de cabeza hasta pérdida de la memoria y dormir mal, depresión y trastorno por estrés postraumático(TEPT).
Estos síntomas se solapan con muchos de los vinculados con la ETC, lo que plantea preguntas sobre cómo la afección del cerebro encaja en este panorama.
En el nuevo estudio, que se publicó el 9 de junio en la revista New England Journal of Medicine,, el equipo de Perl examinó los cerebros de 225 miembros del servicio fallecidos. Todo el tejido se había donado a un banco de cerebros administrado por la Universidad de los Servicios Uniformados y el Departamento de Defensa.
En general, los investigadores encontraron evidencias de ETC en 10 cerebros, es decir, en alrededor de un 4 por ciento.
En comparación, un estudio de 2017 de ex jugadores de fútbol americano (sobre todo profesionales y universitarios) encontró ETC en casi todos los 202 cerebros que se estudiaron.
Y en este estudio, el equipo de Perl encontró que todos los casos de ETC ocurrieron en veteranos con un historial de haber jugado deportes de contacto, sobre todo fútbol americano o deportes de combate (como el boxeo y la lucha libre).
De hecho, los deportes de contacto mostraron el vínculo más fuerte con la ETC. De los 60 veteranos que los practicaban, 10 tenían evidencias de ETC en el cerebro, en comparación con ninguno de los veteranos sin un historial de deportes de contacto.
Los investigadores pudieron examinar los cerebros de 45 veteranos que tuvieron exposición a las ondas expansivas durante el servicio. Tres de eso cerebros (casi un 7 por ciento) tenían ETC, frente a siete de 180 cerebros (un 4 por ciento) de los veteranos sin un historial de exposición a las ondas expansivas, una diferencia que no tuvo una significación estadística.
Y una vez más, dijo Perl, todos los veteranos con ETC tenían un historial de deportes de contacto, y con frecuencia también habían sufrido conmociones en la vida civil que no se relacionaba con el deporte, por ejemplo accidentes de tráfico, caídas o peleas.
Los miembros del servicio son, en general, un grupo "rudo", explicó Perl, lo que hace que sea más difícil atribuir la ETC a la exposición a las ondas expansivas.
Según Perl, otra dificultad es que se desconoce la prevalencia de la ETC en la población general, así que no se puede hacer una comparación. (En este momento, la ETC solo se puede identificar mediante autopsias del cerebro).
Pero un investigador de la ETC que revisó el estudio afirmó que no refuta el vínculo entre la exposición a las ondas expansivas y la ETC. Simplemente, no pudo mostrar una asociación estadísticamente significativa debido al pequeño número de casos.
Hace diez años, el Dr. Lee Goldstein y sus colegas reportaron la primera serie de casos de veteranos militares con exposición a las ondas expansivas y ETC. Esos cuatro veteranos, que tenían una edad promedio de 32 años cuando fallecieron, mostraban "exactamente las mismas lesiones" que se observaron en los cerebros de cuatro deportistas jóvenes que practicaban deportes de contacto, dijo Goldstein.
Entonces, en experimentos con ratones, los investigadores mostraron que una sola exposición a ondas expansivas provocaba cambios en el cerebro parecidos a la ETC en un par de semanas, además de problemas de memoria y aprendizaje.
Goldstein, del Centro de ETC de la Universidad de Boston, afirmó que la afección surge de los impactos repetitivos en la cabeza, entre ellos los que en realidad no provocan una conmoción.
"No se trata de las conmociones. Se trata de la inyección repetitiva de energía nociva en el cerebro", explicó Goldstein.
Y una sola exposición a una onda expansiva, comentó, es como recibir múltiples impactos comprimidos en unos milisegundos. "Es una forma muy eficiente de depositar energía nociva en el cerebro", observó Goldstein.
En el estudio más reciente, la mayoría de los 10 veteranos con lesiones de ETC murieron jóvenes, entre los 30 y los 60 años. Muchos habían sido diagnosticados con TEPT, depresión o un trastorno por abuso de sustancias, y cuatro se suicidaron.
Pero, señalaron los investigadores, no estuvo claro si la ETC precedió a estos diagnósticos. Y estas afecciones, además del suicidio, también eran comunes, lamentablemente, entre los veteranos que fallecieron sin señales de ETC.
Los hallazgos le sugieren a Perl que la ETC no explica los síntomas neurológicos y psiquiátricos persistentes entre los miembros del servicio con lesiones por ondas expansivas.
"Intentar explicar estos síntomas como ETC o un problema de salud mental sería incorrecto", aseguró Perl. "Necesitamos más investigación para comprender la biología".
También reconoció las limitaciones del estudio,. Una es que los veteranos en general murieron jóvenes, a una edad promedio de 48 años. Es posible que la tasa de ETC entre los veteranos expuestos a las ondas expansivas pudiera ser más alta a unas edades más avanzadas, planteó Perl.
Por ahora, Goldstein animó a los veteranos y a los miembros del servicio activos a que busquen ayuda para la depresión, el TEPT u otros síntomas persistentes que les provoquen "angustia". Cualquiera que sea la biología subyacente, añadió que hay que tomarse los síntomas en serio.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre la ETC.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Daniel Perl, MD, professor, department of pathology, Uniformed Services University, Bethesda, Md.; Lee Goldstein, MD, PhD, associate professor, psychiatry, Boston University School of Medicine, Boston; New England Journal of Medicine, June 9, 2022
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