La pandemia ha sido devastadora para la salud mental de los estadounidenses discapacitados
MARTES, 8 de febrero de 2022 (HealthDay News) -- La soledad, el aislamiento y el miedo a contraer la COVID-19 han alterado las vidas de las personas con discapacidades, y han provocado unos niveles altos de depresión y ansiedad, encuentra una encuesta reciente.
Incluso antes de la pandemia, los individuos con discapacidades eran más propensos a experimentar aislamiento social que sus pares sin discapacidades.
Pero esta encuesta de 441 adultos, que se realizó entre octubre y diciembre de 2020, encontró que un 61 por ciento de los participantes con una discapacidad autorreportada presentaban señales de un trastorno depresivo mayor. Alrededor de un 50 por ciento tenían un posible trastorno de ansiedad.
Se trata de un aumento significativo respecto a estudios anteriores, en que las personas con discapacidades tenían un 22 por ciento de probabilidades de ser diagnosticadas con depresión a lo largo de su vida, señalaron los investigadores. En un año promedio, alrededor de un 3 por ciento de los adultos de Estados Unidos tienen un trastorno de ansiedad generalizada, y un 7 por ciento tienen un trastorno depresivo mayor.
"Tristemente, [esto] no me sorprendió: muchos miembros de nuestro equipo de investigación tienen discapacidades, y estamos muy conectados con la comunidad de discapacitados, así que conocíamos las historias de lo que las personas estaban pasando, pero documentarlo era importante", comentó la coautora del estudio, Kathleen Bogart, profesora asociada de psicología de la Universidad Estatal de Oregón, en Corvallis.
Pero Bogart afirmó que el valor de esta investigación va más allá de documentar unos niveles altos de sufrimiento.
"Podemos ver qué está asociado con esos niveles altos de estrés, y esa es una forma de encontrar cosas en las que podamos intervenir", aseguró Bogart.
Las personas con discapacidades con frecuencia tienen otros problemas de salud que las ponen en un riesgo más alto por el SARS-CoV-2, según el estudio.
A principios de la pandemia, las historias de que a las personas con discapacidad no les daban prioridad cuando se racionaba la atención médica podrían haber empeorado el aislamiento, sugirió la autora del estudio.
Algunos lugares tenían políticas explícitas para prevenir que las personas con discapacidades recibieran prioridad para un ventilador o las pruebas de COVID-19, anotó Bogart. El sistema de atención de la salud con frecuencia subestima la calidad de vida de una persona que tiene una discapacidad, dijo.
Cuando los proveedores pararon la atención "no esencial" para prevenir la propagación de la COVID-19 o para gestionar los recursos limitados, esto significó que los individuos con discapacidades no podían acceder a la fisioterapia o la cirugía, apuntaron los autores del estudio.
"Nuestros hallazgos sí mostraron que la ansiedad y la depresión se asociaron con haber experimentado un estigma relacionado con la discapacidad", lamentó Bogart, y añadió que el racionamiento de la atención de la salud fue menos común en un momento posterior de la pandemia.
"Aun así, ha habido muchos ejemplos que muchos de nosotros hemos experimentado a lo largo de la pandemia, en que los hospitales y los trabajadores de la atención de la salud están tan ocupados gestionando la COVID que las personas no pueden acudir a su atención de salud regular", afirmó Bogart. "Y, para algunas personas con discapacidades, simplemente poder ir a la fisioterapia una vez cada pocas semanas o a ponerse una infusión, que por ejemplo necesitan una vez al mes, que esto se interrumpa puede tener un impacto intenso en su función diaria, su dolor y todas esas cosas".
Los hallazgos aparecen en una edición reciente en línea de la revista Rehabilitation Psychology.
El estudio merece atención, pero también es pequeño, dijo Rhoda Olkin, profesora del programa de doctorado en psicología clínica de la Universidad Internacional Alliant, en San Francisco. Olkin no participó en el estudio, pero revisó los hallazgos.
Olkin señaló que le gustaría ver más investigación sobre este tema. Investigaciones anteriores han sugerido que las tasas de depresión podrían variar, dependiendo de los tipos específicos de discapacidad.
Varios factores específicos de la pandemia podrían contribuir a los problemas de salud mental en las personas con discapacidades. Para los que sufren de dificultades respiratorias, una enfermedad que afecte a la respiración, como sucede con frecuencia con la COVID-19, es particularmente aterradora, anotó.
El miedo a infectarse también preocupó a algunos individuos respecto a las visitas de los asistentes a sus casas, lo que podría haber provocado unos significativos cambios en el estilo de vida.
"Si las personas se fueron a casa, o se fueron a vivir con sus padres o algún otro familiar, esto provoca... todo tipo de problemas. Sobre todo ahora, si se convirtieron en sus asistentes personales", advirtió Olkin.
Los individuos quizá hayan tenido que esperar más de lo normal para reparar el equipo que puede afectar a sus vidas diarias, como una silla de ruedas o una rampa para un vehículo.
"Todos los problemas sistémicos que existían se exacerbaron durante la pandemia", apuntó Olkin. "Por ejemplo, suponga que es ciego y no conduce. ¿Se siente seguro al tomar un autobús? ¿Se siente seguro al subir a un tren, o un avión? Los sistemas de paratránsito son famosos por su falta de fiabilidad, y quizá la persona se sienta renuente a ser el único pasajero en un autobús en una situación de paratránsito, solo con el conductor. Todas las cosas sistémicas, desde el seguro hasta los sistemas de tránsito y las normas para obtener fondos federales o cupones de alimentos, o cualquier otra cosa, todo eso se exacerbó durante la pandemia".
No son problemas nuevos, afirmó, solo son "más fundamentales" durante una pandemia.
No se sabe si las tasas de ansiedad y depresión se han reducido entre las personas con discapacidades desde que las vacunas están ampliamente disponibles y algunos servicios reabrieron.
Bogart anotó un punto positivo: parte del aislamiento social y las dificultades para acceder a la atención médica se aliviaron a través de las videoconferencias. Esto incluye a las citas de telesalud con los proveedores de atención de la salud y los eventos sociales en Zoom. Varias organizaciones importantes de discapacitados han estado organizando eventos comunitarios virtuales.
"Ha habido algunos ejemplos de verdad buenos de unión en la comunidad de discapacitados, sobre todo de forma virtual", aseguró Bogart. "Creo que todos hemos mejorado algo en el uso de las videoconferencias, de conectar en línea y cosas como esas, y pienso que la comunidad de los discapacitados también ha sido un buen ejemplo en su uso".
Más información
Aprenda más sobre la salud mental durante la pandemia de la COVID-19 en la Kaiser Family Foundation.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Kathleen Bogart, PhD, MA, associate professor, psychological science, and director, Disability and Social Interaction Lab, Oregon State University, Corvallis; Rhoda Olkin, PhD, professor, clinical psychology doctoral program, and director, Institute on Disability and Healthy Psychology, Alliant International University, San Francisco; Rehabilitation Psychology, Jan. 27, 2022, online
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