La pandemia disparó la presión arterial de los estadounidenses
LUNES, 6 de diciembre de 2021 (HealthDay News) -- Ha salido otro problema de salud relacionado con la pandemia: una presión arterial creciente.
Unos datos que cubrían a casi medio millón de estadounidenses de mediana edad muestran que alrededor de un 27 por ciento experimentaron un aumento significativo en la presión arterial en 2020, después de la implementación de las restricciones por la COVID-19, en comparación con el año anterior. Las mujeres parecieron ser particularmente vulnerables.
Aun así, "la elevación de la presión arterial no se limitaba a un grupo, ya que los adultos de todas las edades y de ambos sexos experimentaron aumentos en la presión arterial", anotó el autor principal del estudio, el Dr. Luke Laffin, codirector del Centro de Trastornos de la Presión arterial de la Clínica Cleveland.
Los hallazgos no resultan particularmente sorprendentes, apuntó Laffin, y anotó que "a medida que la pandemia continuaba, las personas tendían a presentar unos hábitos menos saludables". Impulsados por el confinamiento, tenían unos malos hábitos dietéticos, un peor sueño y un aumento en el estrés, al mismo tiempo que experimentaban los cierres de los gimnasios y una renuencia general a buscar atención médica.
Laffin advirtió que el aumento "tiene implicaciones potenciales a largo plazo, dado que incluso unos pequeños aumentos en la presión arterial en grandes grupos de la población incrementan el riesgo de eventos cardiovasculares adversos".
La hipertensión es un problema de salud público común, afecta a casi la mitad de los adultos estadounidenses, y contribuye al ataque cardiaco y al accidente cerebrovascular según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
Para examinar el potencial de una conexión específica entre la pandemia y la presión arterial, los investigadores analizaron tres años de tendencias en la presión arterial, de 2018 a 2020, acumuladas por Quest Diagnostics.
Los datos incluían mediciones de la presión arterial de casi 464,600 adultos, con una edad promedio de 46 años, que participaron en programas de bienestar del empleado en los 50 estados.
Laffin y sus colaboradores encontraron que, antes de la pandemia, la presión arterial se mantuvo estable en general.
Pero una vez comenzaron los cierres en abril de 2020, la presión arterial comenzó a subir de forma constante durante todo lo que quedaba de año. Esto fue cierto tanto respecto a las cifras superiores (sistólicas) y las inferiores (diastólicas).
Los investigadores observaron que las mediciones sistólicas aumentaron en un promedio de 1.10 a 2.50 mm Hg cada mes entre abril y diciembre, cuando se comparaban con las mediciones de un año antes.
De forma similar, las mediciones diastólicas aumentaron en un promedio de 0.14 a 0.53 mm Hg cada mes.
Hablando de forma general, las mujeres fueron más propensas a experimentar aumentos en sus cifras tanto sistólicas como diastólicas durante esos nueve meses. Los adultos mayores fueron más propensos a experimentar un aumento en sus números superiores, mientras que los hombres más jóvenes y las mujeres tendían a experimentar un incremento en sus cifras inferiores.
Casi 3 de cada 10 tenían un estatus peor (más alto) de presión arterial durante este periodo de la pandemia que antes, mientras que casi 2 de cada 10 tenían unas mediciones de presión arterial mejores.
La buena noticia es que "no pienso que veamos una tendencia al alza continuada cuando se examinen los datos de 2021", apuntó Laffin, "porque es probable que la introducción de la vacunación generalizada y unos tratamientos más recientes disponibles condujeran a que se reanudara una vida cotidiana más normal".
No se sabe si los niveles de presión arterial volverán alguna vez a los niveles de antes de la pandemia, ni en qué momento podría suceder, anotó.
Otro experto cardiaco que no participó en el estudio advirtió sobre los efectos a largo plazo de la hipertensión.
"Estos aumentos podrían contribuir a un incremento en el riesgo de ataques cardiacos, insuficiencia cardiaca, ACV y enfermedad renal posteriores en Estados Unidos", señaló el Dr. Gregg Fonarow, director del Centro de Cardiomiopatía Ahmanson-Universidad de California, en Los Ángeles.
Fonarow dijo que es vital redoblar los esfuerzos para enfocar al público en mejorar las conductas que pueden ayudar a controlar la presión arterial y el riesgo de enfermedad cardiaca, "incluso ante una pandemia muy difícil".
Laffin aseguró que esto significa monitorizar la presión arterial de forma regular, mantener un peso saludable, hacer ejercicio con regularidad, y reducir la sal de la dieta.
"Y si le recetan antihipertensivos, tómelos con regularidad", aconsejó Laffin.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 6 de diciembre de la revista Circulation.
Más información
Aprenda más sobre el impacto de la COVID en la salud del corazón en la Asociación Americana del Corazón.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Luke J. Laffin, MD, cardiologist and co-director, Center for Blood Pressure Disorders, Department of Cardiovascular Medicine, Cleveland Clinic, Ohio; Gregg Fonarow, MD, director, Ahmanson-University of California Los Angeles Cardiomyopathy Center; Circulation, Dec. 6, 2021
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