La conducta de los niños empeoró con el aprendizaje remoto, según un estudio
MARTES, 11 de enero de 2022 (HealthDay News) -- Padres, prepárense.
Mientras la variante ómicron se dispara y las escuelas de EE. UU. afrontan una escasez de maestros sustitutos y consecuencias relacionadas de la pandemia, no se sorprenda si una vuelta al aprendizaje remoto o híbrido provoca berrinches en sus hijos, advierte un nuevo estudio.
Los cambios anteriores del aprendizaje presencial al remoto o híbrido (una combinación de ambas cosas) durante la pandemia de COVID-19 han creado dificultades para los niños, que los han hecho comportarse mal, según investigadores de la Universidad de Harvard.
Iniciaron un estudio de gran tamaño sobre el aprendizaje y la conducta antes de la pandemia, pero las nuevas conclusiones se originan en una observación durante cuatro meses y medio del año pasado, de enero a mayo, cuando alrededor de un 57 por ciento de los niños cambiaron de formato de aprendizaje.
"Cuando observamos cómo la conducta de los niños se vinculaba con estos formatos de aprendizaje, encontramos que parecía que el aprendizaje remoto (algo que es probable que no sorprenda a muchos padres) plantea un desafío para la salud conductual y el funcionamiento de los niños, y que esto de verdad concuerda con lo que sabemos sobre cómo el estrés y las alteraciones afectan a las conductas de los niños", señaló la líder del estudio, Emily Hanno, investigadora postdoctoral.
Las conclusiones surgen de cuatro encuestas a 405 padres de niños que participaron en una investigación más amplia de la Harvard, el Estudio del aprendizaje temprano.
En las encuestas, los padres ofrecieron su opinión sobre la salud conductual general de sus hijos, lo que incluyó varias conductas "inadecuadas", como la agresividad o el retraimiento. También citaron la frecuencia de las conductas "desreguladas", por ejemplo un periodo de concentración limitado o dificultades para alternar entre tareas.
En comparación con cuando estaban en la escuela, los niños mostraron más de estas conductas indeseadas mientras aprendían de forma remota, y su conducta general fue peor, reportaron los padres.
La conducta durante los periodos de aprendizaje híbrido estuvo entre la del aprendizaje remoto y el presencial.
"Pensamos que es probable que esto sea una función de la turbulencia de cambiar entre formatos de aprendizaje, y la inestabilidad e inseguridad de cambiar al aprendizaje remoto, pero es probable que también del estrés que las familias sienten mientras se ajustan al aprendizaje remoto y también afrontan las condiciones de salud pública más amplias, que con frecuencia coinciden con el aprendizaje remoto", indicó Hanno.
Los niños prosperan en los ambientes predecibles con unas rutinas claras y constantes, apuntó.
"Pensamos que una clave en el futuro es esforzarnos para que los niños se sientan seguros y respaldados, y que tengan todos los recursos que necesitan para gestionar y orientarse en el estrés que todos experimentamos en estos tiempos impredecibles", añadió Hanno.
Los resultados de la encuesta ilustran las percepciones de los padres sobre las conductas de sus hijos, según el estudio. Los investigadores señalaron que las personas que trabajan y tienen hijos y familias deben resolver no solo las consecuencias académicas de la pandemia, sino también su impacto en el bienestar social, emocional y conductual de los niños.
"Cuando los niños se sienten seguros y respaldados, sabemos que pueden recuperarse de forma más fácil de las dificultades, y ser resilientes", dijo Hanno. "Pienso que esto subraya que si nos enfocamos en crear las condiciones de respaldo que empoderan a las familias de los niños y a los educadores para que se orienten en estos complicados tiempos, los niños deberían recuperarse más fácilmente de estos reveses a largo plazo".
También es esencial dar a los niños el tiempo para procesar lo que está sucediendo, planteó.
"Es tentador querer saltar directamente al aprendizaje, para combatir la 'pérdida de aprendizaje', pero también debemos comprender que los niños están pasando por muchas cosas a nivel social y emocional, y darles el espacio y el tiempo para que procesen y comprendan lo que esto significa es de verdad importante", dijo Hanno.
Los hallazgos se publicaron en una carta de investigación en la edición en línea del 10 de enero de la revista JAMA Pediatrics.
Incluso antes de la pandemia de COVID-19, la salud conductual de los niños de EE. UU. ya estaba en declive, según la Dra. Cora Collette Breuner, profesora de pediatría y medicina de la adolescencia de la Universidad de Washington, en Seattle. Dijo que se desconocen los motivos.
La pandemia empeoró esto al contribuir al aislamiento, al estrés de los padres, a la falta de un respaldo técnico robusto para los niños que intentan aprender de forma remota, y la pérdida de interacción con los maestros que podrían proveer una red de seguridad para los que viven en hogares disfuncionales, planteó.
"Las personas no deberían sorprenderse de que los niños se hayan retraído. Tienden a revertir a una conducta más temprana", apuntó Breuner.
Para ayudar a que los niños puedan seguir yendo a la escuela, todo el mundo debe usar máscaras, aconsejó Breuner, incluso durante las actividades deportivas. Los padres, los niños y los maestros también deben ser honestos sobre cualquier síntoma que experimenten que pudiera relacionarse con la COVID, y hacerse las pruebas, aconsejó.
Breuner sugirió que los padres deben consultar al pediatra si tienen cualquier preocupación sobre la conducta o la salud mental de sus hijos.
"Si los padres notan que un niño presenta cualquiera de las conductas mencionadas en este artículo, que está más retraído, que está más irritable, microagresiones, conductas desadaptadas, dificultades para alternar entre tareas o una atención limitada, de verdad deben hablar con su proveedor de la atención de la salud al respecto", añadió Breuner.
Más información
El Departamento de Educación de EE. UU. ofrece recursos para la COVID-19 para las escuelas, los estudiantes y las familias.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Emily Hanno, PhD, postdoctoral researcher, Harvard Graduate School of Education, Cambridge, Mass.; Cora Collette Breuner, MD, MPH, professor, pediatrics/adolescent medicine, and adjunct professor, orthopedics and sports medicine, University of Washington, Seattle, and attending physician, Seattle Children's Hospital; JAMA Pediatrics, Jan. 10, 2022, online
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