El primer ensayo de desafío humano muestra cómo ataca la COVID-19
VIERNES, 1 de abril de 2022 (HealthDay News) --Un grupo de 36 voluntarios completaron el primer estudio de desafío humano sobre la COVID-19, tras recibir el virus y entonces ser monitorizados para examinar qué les sucedió tras la infección.
Unos investigadores del Colegio Imperial de Londres aprendieron mucho sobre el virus durante el periodo inicial del estudio en marzo de 2021 y en las evaluaciones de seguimiento, incluyendo el hecho de que una minúscula gotita de 10 micrones de una tos o un estornudo puede enfermar a alguien, según los hallazgos, que se publicaron en la edición del jueves de la revista Nature Medicine.
Otros hallazgos incluyen que pasan apenas dos días para que una persona infectada con el virus comience a excretar el virus, y que muchas personas excretan mucho virus antes de mostrar síntomas.
Los estudios de desafío son controversiales porque conllevan cierto riesgo, incluso con las medidas de protección, pero son valiosos para poder seguir el curso de un virus desde el principio hasta el fin. El éxito de este estudio podría preparar el camino para estudios de desafío futuros con individuos con un riesgo bajo, informó CNN.
"En realidad no hay otro tipo de estudio en que se pueda hacer esto, porque en general solo se presta atención a los pacientes si han desarrollado síntomas, y así se pasan por alto todos esos días anteriores en que la infección está en desarrollo", aclaró a CNN el autor principal del estudio, el Dr. Christopher Chiu, médico de enfermedades infecciosas e inmunólogo del Colegio Imperial de Londres.
En este estudio, los 36 voluntarios tenían entre 18 y 30 años, y no tenían factores de riesgo de una COVID-19 grave.
El equipo de investigación infectó al grupo con una minúscula gota de fluido de la cepa original del virus, que se administró mediante un fino tubo insertado en la nariz.
Los pacientes se infectaron en fases, como medida de precaución, y los 10 primeros individuos recibieron el antiviral remdesivir para reducir las probabilidades de una enfermedad grave, lo que se consideró innecesario. También se les podrían haber administrado anticuerpos monoclonales, pero nadie los recibió.
Los investigadores monitorizaron a los pacientes 24 horas al día mientras permanecieron dos semanas en habitaciones del Hospital Real Libre de Londres.
De los 36 pacientes, 18 se infectaron. De estos, dos nunca desarrollaron síntomas. Los que enfermaron tuvieron casos leves, con nariz tapada, congestión, estornudos y dolor de garganta. Ninguno de los pacientes desarrolló problemas de los pulmones, quizá debido a su buena salud o al hecho de que solo se les administraran pequeñas cantidades del virus.
Alrededor de un 83 por ciento perdieron el sentido del olfato, al menos en parte. Seis meses tras el final del estudio, el sentido del olfato de una persona no había vuelto, pero está mejorando.
Los investigadores también administraron pruebas de pensamiento a los participantes, para evaluar su memoria a corto plazo y su tiempo de reacción, que todavía están evaluando.
Los voluntarios del estudio excretaron el virus durante unos 6.5 días, en promedio, o durante hasta 12 días, incluso aunque no tuvieran síntomas.
El virus apareció en los hisopados de nariz tras 58 horas y en la parte posterior de la garganta tras 40 horas. Unas pruebas rápidas a domicilio tuvieron un buen rendimiento en el diagnóstico de la infección cuando una persona era contagiosa, antes de que se generara entre un 70 y un 80 por ciento del virus.
El equipo de Chiu planifica otro estudio de desafío, esta vez con personas infectadas con la variante delta.
El grupo también continuará estudiando a las 18 personas que no enfermaron a pesar de recibir la misma cantidad del virus. Esos individuos nunca desarrollaron ningún anticuerpo, y se les hicieron pruebas de detección de virus relacionados de cerca para descartar la protección cruzada.
"Hay muchas otras cosas que ayudan a protegernos", apuntó Chiu. "En la nariz hay barreras. Hay distintos tipos de proteínas y cosas que son sistemas de protección muy antiguos, primordiales, y es probable que hayan contribuido a que no se infectaran, y de verdad nos interesa intentar comprender qué son".
La Dra. Kathryn Edwards, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad de Vanderbilt, y autora de un editorial que se publicó con el estudio, dijo que la investigación ofrece información importante sobre la infección con el nuevo coronavirus.
Las muestras de sangre y tejido recolectadas durante el estudio se analizarán durante años, afirmó.
"Pienso que todas están en el congelador, por así decirlo, y se están diseccionando Así que pienso que debería ser muy poderoso", afirmó Edwards a CNN.
Más información
El sitio web de la COVID de EE. UU. ofrece más información sobre la COVID-19.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTE: CNN
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