Cómase las verduras: las ‘recetas de productos agrícolas’ podrían mejorar la salud de los pacientes
MARTES, 29 de agosto de 2023 (HealthDay News) -- Quizá una manzana al día sea justo lo que su médico le recete.
Una nueva investigación sobre los programas de "recetas de productos agrícolas" encuentra que cuando se ofrece un acceso gratuito a frutas y verduras, los beneficiarios experimentan unos beneficios mensurables en la salud y el hambre.
"Para mí, esto muestra que hay una prueba de concepto muy fuerte que respalda a las recetas de productos agrícolas, y pienso que esto debería ampliar el impulso creciente para seguir expandiendo el acceso a estos programas, pero en particular, para aumentar la calidad y la robustez de las evaluaciones", aseguró el primer autor, Kurt Hager, que realizó el estudio cuando era estudiante doctoral de ciencias y políticas de la nutrición de la Universidad de Tufts, en Boston. Ahora, es profesor en la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts, en Boston.
El estudio, que se publicó en la edición del 29 de agosto de la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, incluyó a personas que estaban en riesgo de una enfermedad cardiaca. Todas recibieron tarjetas de regalo o cupones para productos agrícolas frescos en tiendas minoristas o mercados de productores.
Cuando los participantes comieron más frutas y verduras como parte de un programa de recetas de productos agrícolas, su azúcar en la sangre y presión arterial mejoraron, encontró el estudio. Algunos también perdieron peso.
La inseguridad alimentaria (carecer de un acceso confiable a suficiente comida) puede provocar estrés, ansiedad y una mala dieta, y todo esto tiene un importante impacto en la salud, advirtió Hager. Algunas personas quizá decidan prescindir de comida de buena calidad para pagar la vivienda, los servicios básicos y los medicamentos.
Las recetas de productos agrícolas no son nuevas, pero tampoco son comunes.
Pero el concepto de "la comida como medicina" se está arraigando. En una conferencia en la Casa Blanca el otoño pasado, los participantes hablaron sobre una propuesta de política para erradicar el hambre en Estados Unidos en los próximos 10 años.
"En este momento hay un gran impulso, pero es de verdad importante reconocer que, para la inmensa mayoría de los estadounidenses que podrían beneficiarse, estos programas no son accesibles ahora mismo", lamentó Hager.
En este estudio, los investigadores observaron a unos 1,800 niños y a casi 2,100 adultos que participaron en un programa de recetas de alimentos, administrado por Wholesome Wave, una organización sin fines de lucro, entre 2014 y 2020. Los datos incluyeron a más de 22 centros que recetaban productos agrícolas en 12 estados de EE. UU.
Los participantes asistían a clases de nutrición, y recibieron una mediana de 63 dólares al mes para comprar productos agrícolas. (La mitad recibieron más dinero, y la mitad menos). Los programas duraban entre cuatro y 10 meses.
"Sigue siendo posible que algunas de las mejoras que observamos se debieran a otros cambios, por ejemplo cambios en los medicamentos, quizá a que hicieran más ejercicio, pero esperamos que nuestros hallazgos aumenten el impulso para continuar evaluando estos programas mediante investigaciones más potentes de ahora en adelante", planteó Hager.
Entre otras ganancias, los participantes adultos aumentaron su consumo de productos agrícolas en casi 1 taza al día. Los niños aumentaron su consumo en casi una cuarta parte de taza al día.
Ambas medidas de la presión arterial mejoraron. La presión arterial sistólica (el número superior en una lectura de la presión arterial, una medida de la presión en las arterias cuando el corazón late) se redujo en más de 8 milímetros de mercurio (mm Hg). La presión arterial diastólica, que es la presión entre latidos cardiacos, se redujo en casi 5 mm Hg entre los adultos que tenían hipertensión cuando el estudio comenzó.
El azúcar en la sangre, medido mediante los niveles de HbA1C, se redujo entre 0.29 y 0.58 puntos de porcentaje entre los adultos con diabetes.
Los adultos tuvieron un 62 por ciento de probabilidades, y los niños el doble de probabilidades, de reportar un mejor estado de salud a finales del programa.
Los participantes también tenían un tercio menos de probabilidades de reportar inseguridad alimentaria que antes del programa.
Una limitación del estudio es que los investigadores no tenían datos sobre personas sin una receta de productos agrícolas, con fines de comparación.
"Una mala ingesta dietética es un problema a todos los niveles de ingresos de EE. UU. La ingesta dietética sí tiende a ser ligeramente peor entre las personas con unos ingresos más bajos", apuntó Hager. "Y esto tiene sentido, si pensamos que hay investigación que muestra que la comida saludable tiende a ser más cara y que las familias con unos ingresos bajos con frecuencia toman unas decisiones muy difíciles entre gastar en comida, en alquiler, en medicamentos".
Candice Myers, directora del Laboratorio de Determinantes Sociales y Disparidades de Salud del Centro de Investigación Biomédica Pennington, en Luisiana, fue autora de un editorial que se publicó junto con los hallazgos.
"Obviamente, los productos agrícolas son muy importantes, porque el consumo de frutas y verduras es clave para una dieta saludable, y una dieta saludable es clave para la salud general", enfatizó Myers.
Los programas de recetas de productos agrícolas como los del estudio alivian la carga financiera, resuelven el acceso y la asequibilidad de la comida, y permiten a los individuos incorporar productos agrícolas frescos en su dieta, señaló.
"Es casi una certeza que hay profesionales clínicos que están implicados de forma activa en sus comunidades locales, y que ven cómo la inseguridad alimentaria afecta a sus pacientes", comentó Myers. "Contar con la participación de profesionales clínicos que tengan el conocimiento y que entonces conecten a los pacientes con este tipo de recursos, como un programa de recetas de productos agrícolas, es de verdad importante".
Planteó que la financiación y la evaluación de los programas podría requerir la participación de las aseguradoras y otras organizaciones.
Todos los programas que se estudiaron eran a corto plazo, y se financiaron mediante subvenciones, anotó Hager. Aunque la salud de los pacientes mejoró, no había financiación para continuar.
"Pienso que ampliar estos programas por todo EE. UU. de forma sostenible, sobre todo si las investigaciones futuras continúan mostrando mejoras significativas en los resultados de salud, entonces hay una oportunidad de que los programas de seguro de salud federales, como Medicare y Medicaid, comiencen a cubrir estos servicios", añadió Hager.
Más información
El Centro para el Progreso Estadounidense ofrece más información sobre la inseguridad alimentaria
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Kurt Hager, PhD, MS, instructor, University of Massachusetts Chan Medical School, Worcester; Candice Myers, PhD, director, Social Determinants and Health Disparities Lab, Pennington Biomedical Research Center and assistant professor of research, Pennington Biomedical Research Center, Louisiana State University, Baton Rouge; Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, Aug. 29, 2023
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