AHA News: Las experiencias de vida y las perspectivas, influyen en como las personas se ven perjudicadas, o ayudadas, por el estrés pandémico
MIÉRCOLES, 8 de diciembre de 2021 (American Heart Association News) -- Cuando la pandemia de COVID-19 cerró la ciudad de Nueva York en marzo de 2020, José Montanez, al igual que millones de personas del sector de los servicios, perdió su fuente de ingresos.
Peluquero que también organizaba espectáculos de transformismo y karaoke, ganaba su dinero interactuando estrechamente con la gente. Incluso tuvo que cerrar su tercer negocio, de organización de bodas. Luego su marido, David Tingle, fue despedido de su trabajo de décadas como arquitecto comercial.
Estos sucesos podrían haber sido enormemente estresantes para ambos. Pero la pareja compartió algo más que marcó la diferencia: experiencia en adaptarse a los retos y una perspectiva positiva hacia el cambio.
"Se tienen dos opciones: darse por vencido, o seguir adelante y ver cuál es el siguiente capítulo", dijo Tingle, quien rápidamente decidió cursar una licenciatura en ciencias mortuorias, cuyo contenido pudo hacer mayormente en línea durante el tiempo que se resguardó en casa.
La vida ha sido una montaña rusa desde que la pandemia desorganizó ampliamente la existencia de millones de personas en todo el mundo. Si bien las vacunas han permitido que las economías se reabran lentamente, las nuevas variantes, aunadas a las dudas sobre la vacunación, han provocado una serie de nuevos brotes de COVID.
La vida cotidiana sigue siendo estresante para muchos, estén los niños en casa o en la escuela, y eso es aún más cierto para personas que tuvieron que lidiar con presiones económicas o la pérdida de familiares a causa del virus, el cual, según las estadísticas federales, se ha cobrado casi 800,000 vidas en Estados Unidos hasta la fecha.
Vivir con estrés crónico puede conllevar consecuencias de larga duración tanto en la salud física y como la mental. Incluso, a casi dos años de esta crisis mundial, quienes se dedican a estudiar los efectos del estrés han observado evidencia de otros factores que se habían sugerido en investigaciones anteriores. La forma en que las personas perciben el estrés desempeña un papel importante en sus efectos.
"Existe la idea de que el estrés nos va a matar", afirma Sonia Lupien, profesora de psiquiatría, así como fundadora y directora del Centro de Estudios sobre el Estrés Humano de la Universidad de Montreal, Canadá. "Sin embargo, si se comparan los niveles de hormonas del estrés tanto en personas con mentalidad negativa como positiva, se observa que los que tienen una mentalidad negativa producen más de estas. Si la persona puede cambiar su forma de pensar, también es posible reducir el efecto que la mente tiene sobre el cuerpo".
En una declaración científica de la American Heart Association de principios de este año, se resumieron las pruebas de que existe una fuerte conexión entre la mente, el corazón y el cuerpo, destacando que la salud psicológica contribuye a la salud física tanto de forma positiva como negativa. Se ha demostrado que los traumas y el estrés prolongado perjudican al organismo de numerosas maneras, entre ellas, al aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. A la inversa, el optimismo, y tener un sentido de propósito y una actitud positiva, son elementos que se vinculan con menores factores de riesgo cardiovascular y una mejor salud del corazón.
Para algunos, enfrentar nuevos factores de estrés es algo que puede reactivar sentimientos negativos relacionados con sucesos anteriores. En los estudios se ha demostrado que las personas que han sufrido un trauma, particularmente en la infancia, pueden reaccionar de manera más intensa ante factores de estrés nuevos, aparte de que son más vulnerables a enfermedades mentales como el trastorno de estrés postraumático o la depresión.
Asimismo, las personas que viven en condiciones ya estresantes, como la pobreza, el racismo o el abuso, también pueden reaccionar negativamente y con mayor fuerza ante un factor de estrés de la magnitud de una pandemia mundial, dijo Joy Gabrielli, profesora adjunta del departamento de psicología clínica y de la salud de la Universidad de Florida en Gainesville. Los investigadores denominan esta combinación como "estrés agudo sumado al estrés crónico".
"El estrés relacionado con COVID-19 tiene un impacto particular debido a que afecta de manera desproporcionada a los grupos de población más vulnerables y con mayores riesgos, los cuales también incluyen a personas con enfermedades crónicas o discapacidades", dijo.
Gabrielli es autora de un artículo publicado en 2020 en Pediatric Research en el que se destacaron las formas en que el estrés agudo de la pandemia podría exacerbar el estrés crónico en niños que lidian con pobreza, discapacidades o abusos. La investigadora recomendó que los profesionales de la salud den prioridad a las familias de alto riesgo y busquen formas de ponerlas en contacto con recursos y apoyos adicionales en momentos de crisis.
Los estudios demuestran que las personas también pueden cambiar su percepción del estrés.
En una investigación con estudiantes que se preparaban para el examen estandarizado de admisión a programas de posgrado (GRE, en los Estados Unidos), los investigadores informaron en el Journal of Experimental Social Psychology que les fue posible influir en la percepción de ansiedad de los estudiantes ante los exámenes, y, con ello, en su desempeño al tomarlos. A la mitad de los estudiantes se les dijo que no se preocuparan por sentirse ansiosos durante el examen porque la ansiedad podría ayudarles a rendir mejor. A la otra mitad sólo se les dijo que los investigadores medirían cómo la ansiedad ante los exámenes afectaría sus resultados. Los que escucharon que la ansiedad ante los exámenes les ayudaría obtuvieron una puntuación más alta.
En el caso de personas como Montanez y Tingle, sus experiencias de vida anteriores los enseñaron a considerar los golpes repentinos como retos y no como contratiempos.
"Viene de que tuvimos que valernos por nosotros mismos a una edad temprana", dijo Montanez, quien, al igual que su marido, comenzó a vivir por su cuenta durante su adolescencia. Montanez dedicó su tiempo de encierro a aprender nuevas habilidades, como la costura y el microblading de las cejas. Cuando se levantaran las restricciones, esos nuevos conocimientos le ayudarían a volver a desarrollar los negocios que tuvo que cerrar debido a la pandemia. "Mi mentalidad está muy acostumbrada a tomar lo negativo y convertirlo en positivo".
Lupien enfatizó que los acontecimientos como la pandemia de COVID-19, y otros grandes factores de estrés, eran inevitables, pero no insuperables.
"El estrés en la vida existe para garantizar la supervivencia de la especie porque empuja a los humanos a adaptarse", dijo. "No somos tan frágiles como creemos".
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Por Laura Williamson
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