AHA News: Cómo evitar que la ‘fatiga de las vacunas’ se interponga en el camino de una vacuna contra la influenza
VIERNES, 23 de septiembre de 2022 (American Heart Association News) -- Después de casi tres años de conversaciones prácticamente incesantes acerca de virus y vacunas, puede que algunas personas estén listas para dejar de prestar atención.
Eso sería un error, dicen los expertos en salud.
En medio de señales que advierten de una venidera temporada de influenza posiblemente severa, a esos expertos les preocupa que la "fatiga de las vacunas" impida que las personas reciban su vacuna contra la influenza, y con esto, una forma sencilla y segura de protegerse contra afecciones que ponen en riesgo sus vidas, entre ellas, ataques cardíacos y derrames cerebrales.
Australia, donde el invierno está terminando, frecuentemente sirve como una bola de cristal para la influenza en Estados Unidos, y las señales no son buenas, dijo la Dra. Martha Gulati, directora de prevención de enfermedades cardiovasculares en el Smidt Heart Institute at Cedars-Sinai en Los Ángeles.
"El hemisferio sur tuvo una temporada de influenza mala y tempranera", dijo Gulati, quien coescribió en el 2021 una revisión de investigaciones sobre la vacuna de la influenza en personas con enfermedad cardiovascular en el Journal of the American Heart Association. "Por lo tanto, debe preocuparnos que aquí vaya a suceder exactamente eso mismo. Por eso es que estoy específicamente exhortando a las personas a que reciban su vacuna contra la influenza lo más temprano posible".
En efecto, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, septiembre y octubre son meses ideales. Los CDC, la American Heart Association y otras organizaciones relacionadas con la salud recomiendan vacunaciones anuales para todos los mayores de seis meses de edad, salvo raras excepciones.
Pero incluso antes de la pandemia, muchas personas en Estados Unidos ignoraban tal recomendación. En 2018-19, la última temporada de influenza no afectada por el COVID-19, solo alrededor del 63% de los niños y del 45% de los adultos estaban vacunados, según los CDC.
La raíz del problema yace en la desinformación acerca de la seguridad de la vacuna, lo cual también antecede al COVID-19, dijo Amelia Boehme, profesora adjunta de epidemiología en la división de investigación de resultados clínicos de neurología y ciencias de la población en la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. Ella señaló que la politización de las vacunas contra el COVID-19 amplificó esos temores infundados.
Esto ha dado lugar a más discusión, lo cual promueve más fatiga, dijo ella. "La gente está cansada de oír que son seguras. La gente está cansada de oír acerca de estudios sobre efectos del COVID".
Ella ha escuchado a personas y ha leído estudios que sugieren que la fatiga con las vacunas también se deriva del cansancio con la propia pandemia. Ella lo entiende.
"Todos estamos cansados de la pandemia", dijo Boehme. "Todos quisiéramos que hubiera terminado. Pero querer que haya terminado no significa que ha terminado".
Siempre ha sido difícil convencer a la gente acerca de la vacuna contra la influenza, dijo ella. La idea de que no es 100% eficaz en la detención de la influenza, y que hay que ponérsela todos los años, no les sienta bien a algunas personas, "y siempre ha habido pensamientos en torno a, 'Bueno, la influenza no es tan mala'".
Pero es grave. Entre 2010 y 2020, la influenza causó la muerte de entre 12,000 y 52,000 personas anualmente. Los CDC dicen que la influenza puede conducir a neumonía bacteriana, infecciones en los oídos e infecciones sinusales y al empeoramiento de afecciones médicas crónicas como asma, diabetes e insuficiencia cardíaca congestiva. Un estudio del 2018 encontró que el riesgo de sufrir un ataque cardíaco era seis veces mayor en la primera semana luego de contraer una infección con la influenza.
La efectividad de una vacuna contra la influenza en la prevención de la infección varía de año en año, ya que la fórmula cambia para mantenerse actualizada con las mutaciones del virus. Pero la vacuna reduce las probabilidades de enfermar gravemente. Según los CDC, la vacuna está relacionada con un 26% de menos riesgo de ingreso en una unidad de cuidados intensivos y un 31% de menos riesgo de morir debido a la influenza.
Los CDC estiman que durante la temporada de la influenza de 2019-20, las vacunaciones contra la influenza previnieron 38 millones de casos de influenza, 400,000 hospitalizaciones y 22,000 muertes.
Los beneficios de la vacunación no se limitan a la propia influenza, dijo Boehme. Las investigaciones, incluso las suyas, han destacado cómo la vacuna contra la influenza ayuda a proteger contra ataque cardíaco, derrame cerebral y muertes relacionadas a la enfermedad cardiovascular.
Los efectos acumulativos de vacunarse año tras año suman, dijo, Boehme. "Si una persona se ha vacunado contra la influenza durante diez años seguidos, tiene más protección contra la influenza al año siguiente que alguien que solo se ha vacunado durante dos años".
Dados los beneficios, no es de sorprender que Gulati haga énfasis en la seguridad de la vacuna contra la influenza y en la importancia para sus pacientes.
"El motivo principal por el cual las personas me dicen que no la quieren es porque están convencidas de que hará que enfermen", dijo ella. Pero las vacunas contra la influenza no pueden causarte influenza, les dice ella. Ella les reasegura que los efectos secundarios, que pueden incluir molestias en el brazo debido al pinchazo, dolor de cabeza, fiebre o nauseas, por lo general son leves y desaparecen por sí mismos. Para las personas a las que les preocupa cómo se sentirán después, ella recomienda que tomen acetaminofén por adelantado.
Ella los alentará incluso hasta bien adentrada la temporada de influenza, porque recibir la vacuna tarde vale más que nunca recibirla.
Gulati y otros médicos también recomiendan recibir una nueva vacuna de refuerzo contra el COVID-19 dirigida contra las subvariantes ómicron del coronavirus que dominan ahora. El COVID-19 se ha convertido en una de las principales causas de muertes del país y puede causar diversos problemas, entre ellos inflamación del corazón, ataque cardíaco, derrame cerebral y coágulos sanguíneos en las piernas o los pulmones.
Pero las vacunas contra la influenza y el COVID-19 ayudan a proteger a la persona vacunada y a aquellos que la rodean al limitar la propagación de los virus. Los CDC dicen que es seguro recibir ambas vacunas a la vez. Este año, se han aprobado formulaciones con dosis más altas para las personas mayores de 65 años.
Los trabajadores de la atención médica pudieran hacer más para promover las vacunas contra la influenza, dijo Gulati. Una encuesta del 2021 de la Fundación Nacional para las Enfermedades Infecciosas encontró que menos de la mitad de los profesionales de la atención médica recomiendan vacunas anuales contra la influenza a la mayoría de sus pacientes con afecciones de salud crónicas.
"Todos deben mencionar esto a sus pacientes, pero especialmente, aquellos que atienden a pacientes con enfermedades crónicas deben mejorar", dijo ella.
Boehme urge a las personas a que no permitan que su frustración con la pandemia empañe sus ideas acerca de la importancia de todos los tipos de vacunas. "Las conversaciones sobre las vacunas son necesarias para la salud pública", dijo ella. "Y especialmente en momentos en que vemos la reemergencia de la polio, y la viruela del mono, seremos testigos de debates sobre otras vacunas".
Con todo, Gulati agradece poder sostener tales conversaciones. "Pienso que, si alguien se me acercara y me dijera, 'Oh, estoy harto de tanto hablar sobre las vacunas', yo le peguntaría, '¿Cuán afortunados somos de vivir en una era en la cual tenemos tanta tecnología y medicina moderna que ha ayudado a protegernos?'"
Pero agregó, "Por supuesto, estoy parcializada. Porque veo a las personas más enfermas, cuando no se vacunan, y las consecuencias de esto".
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Por Michael Merschel, American Heart Association News
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