Acumular un exceso de peso podría dañar a las habilidades de pensamiento, según un estudio
MARTES, 1 de febrero de 2022 (HealthDay News) -- Hace mucho que tener sobrepeso o ser obeso se vincula con una mala salud cardiaca, ¿pero podría también alterar el pensamiento?
Una nueva investigación canadiense sugiere que tal vez sí.
El nuevo estudio, que trabajó con miles de adultos jóvenes, de mediana edad y mayores, resalta lo que parece ser el daño directo de la grasa en la capacidad de pensar con rapidez, y vinculó unos crecientes niveles de grasa con un rendimiento decreciente de la salud mental.
"Nuestros hallazgos son interesantes, porque mostramos que [la grasa], a medida que aumenta, no solo incrementa los factores de riesgo cardiovasculares tradicionales, como la diabetes y la hipertensión, sino que también influye en las puntuaciones de las pruebas cognitivas [de habilidades mentales]", señaló la autora principal del estudio, la Dra. Sonia Anand, directora del Instituto de Investigación en Salud de la Población de la Universidad de McMaster en Hamilton, Ontario, Canadá.
Pero esto no significa que todos los aspectos de la capacidad de pensamiento sean vulnerables, enfatizó Anand.
Por ejemplo, Anand y su equipo no encontraron ningún vínculo entre unos niveles crecientes de grasa excesiva y una memoria o unas habilidades de vocabulario alteradas.
Pero sí identificaron una ralentización inducida por la grasa en la "velocidad de procesamiento", es decir, el tiempo que se tarda en absorber, comprender y reaccionar a las imágenes, los sonidos o el movimiento.
Entre 2010 y 2018, casi 9,200 adultos de 30 a 75 años (con una edad promedio de 58 años) se inscribieron en el estudio. Ninguno tenía antecedentes de enfermedad cardiaca.
Todos se sometieron a escáneres (IRM) del cerebro, para determinar las lesiones potenciales en los vasos sanguíneos. Se midió la grasa corporal de casi todos, mientras que alrededor de tres cuartas partes también completaron evaluaciones de la grasa abdominal.
Para evaluar su pensamiento, los participantes completaron dos pruebas que examinaban las habilidades de atención, la concentración, la memoria a corto plazo, la velocidad y la coordinación entre ojos y manos, y la capacidad de aprender o calcular nueva información.
Hubo algunas sorpresas respecto a la salud física.
Las mujeres tenían más grasa corporal general que los hombres, aunque los hombres tendían a acumular más exceso de peso alrededor de sus estómagos. Más o menos dos tercios de los hombres presentaban lo que los autores caracterizaron como "obesidad central", en comparación con poco más de un tercio de las mujeres.
Aun así, se encontró que tener un exceso de peso, sin importar la ubicación, planteaba una amenaza para la salud del corazón, y que una grasa corporal total y una grasa abdominal más altas fomentaban el riesgo tanto de hipertensión como de diabetes.
El exceso de grasa corporal también pareció aumentar el riesgo de lesión cerebral, lo que incluye las lesiones o el tipo de marcadores que indican un historial de accidentes cerebrovasculares (ACV) no reconocidos ("silenciosos").
Y Anand y sus colaboradores anotaron que hace mucho que se sabe que una peor salud cardiaca supone un riesgo para la capacidad de la persona de pensar con claridad y rapidez.
Pero este estudio fue un paso más allá, al identificar lo que parece ser un daño directo en el pensamiento por el exceso de grasa, incluso tras tomar en cuenta la salud cardiaca, el estatus cerebral y el nivel educativo.
De hecho, los investigadores identificaron una dinámica directa de más es más: a medida que la grasa corporal aumentaba, las personas procesaban la información con una mayor lentitud, como si sus cerebros en realidad hubieran envejecido.
En específico, el equipo anotó que la capacidad de pensar de un participante "envejeció" alrededor de un año por cada aumento de un 9 por ciento en la grasa corporal total.
Pero esto no pareció afectar a todos los aspectos de la habilidad de pensamiento.
La velocidad de pensamiento y las habilidades de atención declinaron con unos crecientes niveles de grasa. "Mientras más alto era el porcentaje de grasa corporal, mayor era la pérdida de la velocidad de procesamiento", anotó Anand.
Sin embargo, la comprensión verbal y las habilidades de memoria no parecieron verse afectadas de forma similar.
Anand apuntó que todavía no está claro si una pérdida de velocidad de procesamiento inducida por la grasa es permanente, o si perder peso podría revertir la situación. De cualquier forma, la evitación es la clave. Intente mantenerse activo y comer una dieta saludable para prevenir la acumulación de peso en primer lugar.
Lona Sandon, del Centro Médico de la UT Suroeste, en Dallas, se hizo eco de este consejo.
"Las señales apuntan a la importancia de seguir activo, de comer una dieta saludable, y de prevenir el aumento de peso excesivo", planteó Sandon, directora de programa del departamento de nutrición clínica.
Al mismo tiempo, Sandon advirtió que este estudio no prueba causalidad, aunque las probabilidades de un vínculo entre un exceso de grasa corporal y un empeoramiento de la salud mental "son altas".
Añadió que los hallazgos no deben disuadir a nadie de intentar mejorar sus hábitos de alimentación y actividad.
"Esto es solo otro estudio reciente que desalienta la idea de una [buena] salud con cualquier peso", anotó Sandon. "Sin duda es buena idea intentar estar lo más sano posible, sin importar la forma o el tamaño. Los alimentos saludables y el ejercicio son buenos para todo el mundo. En todas las etapas de la vida".
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 1 de febrero de la revista JAMA Network Open.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen consejos para mantener un peso saludable.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Sonia Anand, MD, PhD, professor, medicine and epidemiology, division of cardiology, and chairwoman, Population Health Research Institute, McMaster University and Hamilton Health Sciences, Hamilton, Ontario, Canada; Lona Sandon, PhD, RDN, LD, program director and associate professor, department of clinical nutrition, School of Health Professions, UT Southwestern Medical Center, Dallas; JAMA Network Open, Feb. 1, 2022, online
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