Los casos de una infección cardiaca letal vinculada con el abuso de opioides se dispararon en la pandemia
MARTES, 13 de diciembre de 2022 (HealthDay News) -- Los investigadores ya sabían que inyectarse drogas puede conducir a una infección del corazón, peligrosa y letal, llamada endocarditis.
Ahora, saben que infectarse con la COVID-19 también parece aumentar el riesgo en este grupo, que ya es vulnerable.
"Muchas personas hablan sobre la COVID prolongada, pero no hay muchas personas enfocadas en esta población tan vulnerable", señaló Rong Xu, profesora de informática biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve, en Cleveland.
Estos pacientes son vulnerables porque tienen muchos problemas de salud debido a su uso de drogas, y funciones corporales o inmunitarias afectadas, aclaró.
"Pienso que debemos prestar más atención", planteó Xu.
Los investigadores de la Case Western trabajaron con la Dr. Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU., para estudiar este vínculo entre la infección con la COVID y la endocarditis en los usuarios intravenosos de opioides y cocaína.
Aunque las tasas de endocarditis aumentaron entre 2011 y 2022, el aumento más marcado fue de 2021 a 2022, durante la pandemia.
Los investigadores analizaron los datos de más de 109 millones de pacientes tratados en 77 hospitales de EE. UU. entre enero de 2011 y agosto de 2022.
Entre ellos había más de 736,000 personas con un trastorno por consumo de opioides y más de 379,000 con un diagnóstico de trastorno por consumo de cocaína.
Mientras que hubo cuatro casos de endocarditis al día por cada un millón de personas con un trastorno por consumo de opioides en 2011, esta cifra se había disparado a 30 casos al día en 2022.
En comparación, entre los que tenían un trastorno por consumo de cocaína, los casos subieron de cinco por cada millón en 2011 a 23 por cada millón en 2022.
Los pacientes con COVID que sufrían estos trastornos por consumo de drogas tenían una tasa de endocarditis de tres a ocho veces más alta que los demás pacientes, encontró el estudio.
Y un diagnóstico de COVID-19 multiplicó por más de dos el riesgo de un nuevo diagnóstico de endocarditis en los pacientes con trastornos por consumo de opioides o de cocaína.
El riesgo de morir en un plazo de seis meses de los recién diagnosticados con endocarditis fue de un 9.2 por ciento entre los que tenían COVID, y de un 8 por ciento entre los que no tenían el virus, encontró el estudio.
La endocarditis es una inflamación rara, pero con frecuencia letal, del recubrimiento de las válvulas y cámaras del corazón. Puede ocurrir cuando llegan bacterias al torrente sanguíneo, por ejemplo mediante el uso de una aguja sin esterilizar, y entonces dañan al corazón.
Alrededor de 1 de cada 10 hospitalizaciones por la endocarditis se relaciona con el consumo de una droga inyectada.
Un acceso inadecuado a materiales estériles para la inyección aumenta la infección de forma dramática, según el estudio, que anotó que muchas drogas se pueden administrar de esta forma, entre ellas los opioides como el fentanilo y la heroína, además de la cocaína y la metanfetamina.
Estas agujas sucias también ponen a los individuos en riesgo de VIH y hepatitis.
En un comunicado de prensa de la agencia, Volkow indicó que los programas de servicios de jeringuillas podrían ayudar a prevenir estas infecciones. Estos programas proveen acceso a jeringuillas y equipo de inyección estériles, además de su eliminación.
Xu se mostró de acuerdo, y sugirió que un menor acceso a unas jeringuillas seguras durante la pandemia podría haber contribuido al aumento en los casos de endocarditis.
"Pienso que es probable que se trate tanto de unos motivos biológicos provocados por el virus SARS-CoV-2 como de cierto contexto social provocado por la pandemia", planteó Xu.
Además de llevar jeringuillas seguras a las personas en riesgo, vacunarlas y ayudarlas a obtener antivirales si contraen la COVID también podría ayudar, señaló Xu.
El Dr. Larry Baddour, profesor de medicina de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, participó hace poco en una revisión de la literatura para desarrollar recomendaciones sobre la gestión de la endocarditis en las personas con trastornos por el consumo de drogas intravenosas. Baddour, que no participó en este estudio, dijo que no le sorprendió que el consumo de sustancias y la COVID pudieran combinarse para crear estos aumentos en los casos de endocarditis.
Ambos pueden provocar inflamación en las válvulas del corazón, apuntó.
La endocarditis relacionada con el consumo de drogas intravenosas se está convirtiendo en un problema importante, según Baddour. Las soluciones incluyen controlar el consumo de drogas y prevenir las infecciones con la COVID.
"Ahora mismo, no estamos tan activos como pienso que deberíamos respecto a intentar prevenir la transmisión de la COVID", planteó Baddour. "Las vacunas son sin duda una parte de esto, pero pienso en el uso de unas máscaras adecuadas. Si está enfermo, quédese en casa, no vaya al trabajo, no vaya a esa fiesta. Celebre al aire libre todo lo posible, si son eventos sociales".
En cuanto al consumo de drogas intravenosas, la solución es el "control de la fuente", aseguró Baddour. Esto incluye a la medicina de la adicción.
"Tenemos fármacos para el trastorno por el consumo de opioides, y si tienen problemas, problemas con el uso de opioides, tenemos medicamentos y con algo de suerte sistemas de respaldo para que reduzcan la frecuencia de inyección, si no es que la eliminan", apuntó. "Esa es la meta".
En general, estos pacientes son personas entre la adolescencia y la cuarentena.
"Hablamos de personas jóvenes que por lo demás deberían estar sanas, contribuir a la sociedad, y acaban con una afección potencialmente letal", lamentó Baddour. "El otro punto a enfatizar es que, una vez alguien desarrolla endocarditis, aunque sobreviva, tendrá un riesgo de episodios futuros de endocarditis, aunque deje de consumir drogas, porque ahora la válvula es anómala".
Unos 3 millones de estadounidenses cumplen los criterios de un trastorno por el consumo de opioides, según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.
Los pacientes con estos trastornos por el consumo de drogas deben recibir pruebas de detección de la endocarditis si se infectan con la COVID, plantearon los investigadores del estudio.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 13 de agosto de la revista Molecular Psychiatry.
Más información
Lea la declaración científica de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) sobre la endocarditis infecciosa en las personas que se inyectan drogas.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Rong Xu, PhD, professor, biomedical informatics and director, Center for AI in Drug Discovery, Case Western Reserve University School of Medicine, Cleveland; Larry Baddour, MD, professor, medicine, Mayo Clinic, Rochester, Minn.; Molecular Psychiatry, Dec. 13, 2022
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